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La costera estival por antonomasia finaliza por decreto

El bonito amarga el verano pesquero

El tempranero cierre de la pesquería reduce un tercio los ingresos previstos por los pescadores y aboca al amarre a gran parte de la flota

La puja por un bonito que se celebra todos los veranos en La Arena. R. SOLÍS

"Quitándonos de pescar bonitos tocan lo más sagrado, ¿qué más nos pueden hacer ya?" Este afligido comentario oído estos días en la rula de Avilés refleja el sentir de la comunidad pesquera asturiana ante el anuncio oficial de que a partir de la medianoche del próximo día 17 queda prohibido capturar bonitos independientemente de la modalidad de pesca por agotamiento de la cuota asignada a España. Y es que el bonito es el pez más arraigado en la tradición pesquera del verano astur, una fuente de riqueza para todo el año y un manjar de temporada con altar propio en el templo de la gastronomía del Principado; es tantas cosas y todas tan importantes que para la gente de la mar resulta inconcebible la finalización de la costera a mediados de agosto cuando lo habitual era darla por acabada en octubre, a lo sumo a finales de septiembre.

Lamentos al margen, la prematura conclusión -vía decreto- de la costera del bonito deja consecuencias graves: los ingresos por las ventas de bonito suponen en algunos casos hasta el 60 por ciento de la renta anual de ciertas embarcaciones y el cierre de la campaña a mediados de agosto reducirá esos ingresos en un tercio, según estimaciones de armadores consultados; los barcos que van al bonito desde junio a octubre dejan "descansar" otras especies en ese tiempo, pero si no hay bonito que pescar, algunos patrones estarán tentados de dirigir sus anzuelos a otras pesquerías "castigando" así el recurso; y en el peor de los casos habrá armadores que tengan que amarrar sus barcos porque carecen de cupos para especies alternativas al bonito o las mismas tienen precios poco rentables en estas fechas.

"¡Acaban con la ilusión de cualquiera, hombre! Quién se va a meter en inversiones para modernizar los barcos, qué chaval va a querer trabajar en esto cuando lo único que ves es que reducen cupos, meten multas y ponen zancadillas. Lo que hay detrás de todo esto es mucha mano negra, muchos intereses comerciales ajenos al de la pesca artesanal y mucha presión política para expulsar del sector a los pequeños barcos, a los de toda la vida, a los que respetamos el mar". Son palabras de pescador resabiado, del portoveguense Saturnino Álvarez, presidente de la Asociación de Palangreros del Cantábrico, una entidad que agrupa a decenas de lanchas cuyos tripulantes tienen en el bonito su sustento estival y un colchón para cuando vienen mal dadas el resto del año.

Como la mayoría de los afectados por el abrupto cierre de la costera del bonito, Álvarez cree que la Administración pesquera debiera buscar alternativas para suavizar el "palo" que acaba de dar a la flota: intercambio de cuotas con otros países, petición a Bruselas de un adelanto de la cuota de 2019... "Habría que negociar, pero no doy un duro porque logren algo. Lo único seguro es que han destrozado un recurso que no tiene dueño, que pasa por delante de nuestras costas -este año en abundancia- y que si no lo pescamos nosotros, alguien lo hará", comenta el armador de palangre.

En los corrillos pesqueros asturianos, por si fuera poco el drama de tener que ver pasar los bonitos y no poder pescarlos, temen que en uno o dos años el panorama aún empeore. ¿Cómo? Pues yendo a un reparto del cupo total de bonito por barcos o comunidades autónomas, a semejanza de lo que se hizo en su día con la xarda (caballa) y el chicharro (jurel) con resultados nefastos para la flota asturiana.

Las sospechas de que el País Vasco está presionando en ese sentido a la Administración central se ven ratificadas por el especial afán que están poniendo los buques tanqueros vascos en elevar su cifra de capturas, supuestamente en previsión de un recuento de las descargas históricas que sirva de base para la asignación de las cuotas futuras. Lo mismo que se hizo con la xarda para ruina de la flota asturiana, que al hacer una pesca más selectiva no iguala ni de lejos los tonelajes que declaran los barcos vascos. "Esto es el mundo al revés: premian a los que más pescan", protestan en las cofradías asturianas.

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