"Vi un punto negro que subía hacia la cima del Lhotse por el oeste. Allí sólo estabamos cuatro personas. Tres compañeros míos que estaban en la base y yo. Estaba atrapado y no sabía bajar. Pero ver esa figura que ascendía me dio fuerzas para encontrar el camino de vuelta". Esta misteriosa experiencia la narró ayer todo un Premio Princesa de los deportes, el alpinista polaco Krzysztof Wielicki en el colegio de avilesino Paula Frassinetti.

El quinto hombre en escalar los 14 ochomiles del planeta reveló varios encuentros propios con lo sobrenatural. "En otra ocasión, fui imprudente y empecé a escalar solo con piolet, sin cuerda. Me topé con una pared de hielo. Se me apareció alguien. Fui hablando con él. Me dio consejos para poder salir de allí. Cuando logré bajar, puse a hervir agua para hacerme un té. Puse dos tazas, una para mí y otra para esa figura", contó el alpinista polaco a alumnos de toda Asturias.

Wielicki habló en el salón de actos del Paula Frassinetti sobre encuentros, ante alumnos que iban desde tercero de Secundaria a segundo de Bachiller. En total, 220 colegiales, que escucharon asombrados las semblanzas del premio "Princesa". El polaco descartó que esos encuentros tan poco usuales se debieran a la falta de oxígeno. "Son instinto. En el alpinismo necesitamos a alguien que nos acompañe, alguien con quien compartir", afirmó este mito del montañismo.

Durante su charla, de cerca de una hora, los estudiantes atendieron por el canal número 1 del aparato traductor a la vida del primer hombre en subir en invierno el Everest, el Kangchenjunga y el Lhotse, tres de las montañas más altas del planeta. Le oyeron hablar de cómo financió sus viajes pintando altas chimeneas de fábricas. O de cómo durante los años ochenta a él y sus compañeros de aventuras se les conocía como "The warriors" -"Los guerreros", en inglés-. Mientras hablaba, una proyección con fotos repasaba los momentos más icónicos de su trayectoria.

Un instante muy aplaudido llegó cuando uno de los jóvenes le preguntó si conocía alguna montaña asturiana. "¡Los Picos de Europa, claro!", respondió en castellano por primera vez en toda la mañana, y encogiéndose de hombros como si acabara de soltar una obviedad.

Antes, a su llegada al Paula Frassinetti, Wielicki fue recibido con honores por la comunidad educativa del centro. Como si acabara de ganar una liga, los más pequeños le hicieron un pasillo por el corredor de las clases de educación infantil. Los ventanales estaban adornados con banderas de Asturias, de España, de Polonia y con dibujos de la Familia Real. Tres pequeñajos le saludaron, dos de ellos iban vestidos de asturianos y el otro, de polaco. Uno era Hugo Álvarez, de cuatro años, que describió al premio "Princesa" como "un señor muy valiente porque sube montañas". Desde luego es una explicación que le sienta como un guante un tipo al que dos apariciones le salvaron la vida y que ha coronado los 14 ochomiles.