La empresa Asturiana de Zinc (Azsa) supera cada año que pasa sus propias marcas de producción de cinc metal. En esta ola se subió hace nueve ejercicios y de ella no se ha bajado todavía. En 2018, salieron de la fábrica castrillonense 525.794 toneladas, es decir, 2.555 más que en 2017. Y esto, además, con menos personal que doce meses antes (según fuentes del comité de empresa, la compañía ha amortizado media docena de puestos de trabajo). En 2016, la planta de San Juan de nieva produjo 1.412 toneladas de cinc al día. Este pasado 2018 la cifra se incrementó a 1.440.
Los trabajadores de la fundidora de Glencore esperan la publicación del dato de la producción anual de la fábrica porque les va su sueldo en ello (en torno al 20 por ciento de la nómina anual de cada uno de los trabajadores sale de la cifra alcanzada si esta es superior a 500.000 toneladas). El convenio colectivo vigente congeló este año la prima de productividad. El sindicato Comisiones Obreras calculó que "los niveles de productividad, superiores con bastante a las 600 toneladas/trabajador/año, son notablemente mejores en Asturiana de Zinc que los de empresas europeas del mismo sector". Esta circunstancia se viene comprobando desde hace nueve años y es aplaudida por la propia compañía (lo hizo, por ejemplo, en la última memoria de resultados presentada). En el informe de la auditoría de Azsa del ejercicio de 2012 la compañía señaló "que su fábrica de San Juan de Nieva produce al nivel máximo de capacidad". Pero ese máximo se ha agrandado cada año de manera espectacular. En 2008, la fábrica fundió únicamente 450.000 toneladas de cinc metal. En una década, esa cifra está por encima de las 75.000. Entre una fecha y la actual han cambiado muchas cosas en la compañía: la principal, el cambio de dueño. En 2008, el director de la planta, Jaime Arias, atendía las reclamaciones del grupo minero Xstrata, ahora es Glencore, que absorbió al gigante minero convirtiéndose en un conglomerado mastodóntico que atiende materias primas tan diversas como el petróleo, el cobre, el aluminio o el cinc.
La posición de Asturiana de Zinc es brillante: en San Juan de Nieva se produce uno de los mordiscos más relevantes del negocio del cinc, un metal que vive su edad dorada por su empleo en la industria del acero (su uso principal es la galvanización). Pero esto sólo forma parte del presente. El futuro está en la construcción de baterías para vehículos eléctricos, que están a la vuelta de la esquina.
El producto principal de la compañía Asturiana de Zinc son los lingotes de cinc. El secundario más importante de la planta es el ácido sulfúrico. La empresa no acostumbra a facilitar la producción total de ácido porque no está vinculada a los sueldos de sus trabajadores. Sin embargo, el incremento de cinc metal conlleva el incremento en el ácido, que es materia prima del sector de fertilizantes. Azsa es el primer proveedor de la multinacional Fertiberia y Chemastur -envuelta en las últimas fechas en una crisis laboral tras el despido del 20 por ciento de su plantilla- vive del subproducto de su empresa vecina y es que las factorías están a pocos metros.
Asturiana de Zinc amplió su producción en 2001. Santiago Zaldumbide presidía la compañía por entonces. Su antecesor había puesto en marcha el proceso de ampliación a mediados de los noventa, cuando cogió los mandos de una compañía que zozobraba como consecuencia de unas inversiones fallidas en la época de los Sitges y que casi arruinan al industrial Marc Rich, el fundador del grupo Glencore. Desde entonces, desde mediados de los años noventa, la multinacional anglosuiza está vinculada a la empresa fundidora de San Juan de Nieva. Actualmente, es su único propietario.
