"Realicé varios trabajos para el Niemeyer desde principios de 2006 hasta 2008. No cobraba, ofrecía de manera altruista mi esfuerzo y mi tiempo porque veía que Natalio (Grueso) necesitaba ayuda y porque este proyecto tenía un valor extraordinario, único, inédito", señaló ayer en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial el arquitecto M. G. R., hermano del principal acusado en el "Caso Niemeyer", el exdirector del proyecto cultural Natalio Grueso.

M. G. R. expuso que, por su condición de arquitecto, asistió desde el punto de vista técnico al arquitecto jefe del estudio de Oscar Niemeyer, Jair Valera, desde principios de 2006 hasta que Sedes se hizo cargo de la construcción del conjunto arquitectónico en 2008. También le ofrecía asistencia personal en sus visitas a Asturias. Valera visitó en varias ocasiones el Principado y supervisó las obras del centro cultural de la ría . "Natalio me pide que me encargue de Jair cuando viene a Asturias, que sea una especie de anfitrión. Oscar Niemeyer no viajaba y lo enviaba a él (para las gestiones del proyecto arquitectónico)", explicó M. G. R.

El fiscal Alejandro Cabaleiro (pide para Grueso once años de prisión) interrogó al testigo sobre un vuelo suyo a Madrid en junio de 2007 que se cargó a la Fundación del Niemeyer. Dijo que ese viaje lo realizó por encargo de su hermano con motivo de una exposición de fotografía en Madrid con el objetivo de analizar cómo adaptar este tipo de actividades artísticas a los espacios del Centro Niemeyer. "¿Pagó usted el avión y sabía que en el talón de venta parece el nombre de su hermano?", le preguntó el fiscal. "No lo sabía, lo único que sabía es que yo no lo iba a pagar", respondió.

También declaró ayer como testigo la mujer del agente de viajes procesado (José María Vigil), que dijo haber viajado a Cannes, Copenhague y Venecia en 2007 y 2008 acompañando a su esposo previa invitación de Grueso. El entonces director del Niemeyer y José María Vigil, expuso, realizaron esos viajes por actividades relacionadas con la Fundación del Niemeyer que supuestamente requerían la asistencia del agente de viajes. La invitación tenía como objetivo que Á. P. T. pudiera pasar tiempo con su marido, por las horas que estaba restando a la familia por la carga de trabajo que tenía por aquel entonces. Apenas ofreció detalles de aquellos viajes pese a la insistencia del fiscal en sus preguntas: "No lo recuerdo, han pasado once años", repitió en varias ocasiones. Á. P. T., a cuestiones del abogado de Grueso, dijo que en el viaje a Venecia conoció al cineasta Woody Allen. "Natalio y Judit (Pereiro, también procesada) tenían una relación muy cercana con él. Me lo presentaron", aseveró.