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La cantera de la Marina suma en Luanco

"Siempre me gustaron los remolcadores y los barcos de rescate", afirma Pelayo Álvarez, de 27 años, a punto del embarque profesional

Pelayo Álvarez, en Luanco, esta semana. MARA VILLAMUZA

Luanco y la mar van siempre de la mano. Es tierra de marineros, patrones y también de capitanes de la marina mercante como se demuestra cada año con el encuentro anual que se celebra en tierras luanquinas. En esta ocasión, sorprendió la presencia del joven Pelayo Álvarez, de 27 años, que acaba de finalizar los estudios y se encuentra a solo 365 días de navegación de confirmarse como capitán -el título profesional-, ampliando la tradición luanquina en esta rama.

En su caso, sorprende que en su familia "no tenemos raíces de la mar", confiesa, pero a pesar de ello apostó por estudiar náutica. "Me gustaba la docencia y el deporte y comencé a estudiar Magisterio por Educación Física, pero no había oposiciones ni apenas salidas por lo que Paco Roces, que fue alcalde de Gozón, me decía que estudiase náutica, que me iba a gustar", explica, agradecido por el consejo recibido. Ahora, declara que su apuesta fue un acierto total aunque admite que "tardé en hacerle caso, pero fui a la Casal del Mar, a Gijón, y cursé un módulo de grado superior de Pesca, Navegación y Transporte Marítimo; cuando lo acabé fui a la Universidad, también a Gijón, cuatro años y medio y ahora acabé", celebra.

Solo debe de cumplir las prácticas de 365 días de navegación, las cuales le dirán que camino le gusta más dentro de las numerosas opciones con las que cuenta en esta rama. Desde cruceros y ferrys, pasando por petroleros, buques de Salvamento Marítimo, barcos de carga e, incluso, optar a hacer alguna oposición para aduanas. "Me gustaría probar barcos de todo tipo para elegir", comenta. A pesar de ello, ya tiene en mente una pequeña idea de cuál es su opción favorita: "Siempre me gustó el tema de remolcadores o los que ayudan a las plataformas petrolíferas, los de rescate, prefiero eso antes de navegar largos periodos de tiempo".

Esas largas estancias en la mar que en el pasado eran muy comunes. Buena cuenta de ello puede darla los gozoniegos que se embarcaban durante todo un año antes de retornar a casa. Ahora, Pelayo Álvarez considera que "ha cambiado mucho" ya que "como mucho te dejan navegar tres meses". Esos tiempos que hacen más ameno el duro trabajo que requiere estar en la mar. Este tipo de anécdotas las pudo escuchar de primera mano en boca de los veteranos capitanes gozoniegos que "de aquella se iban y después podían comprar una casa, pero la calidad de vida es mejor en la actualidad", afirma Álvarez, que se fue gratamente ilusionado del encuentro de capitanes.

Una tradición a la que espera contribuir en el futuro en aras de que se mantenga con vida. Ya es uno más y, como todos, comienza a identificarse con el Cristo del Socorro. "Tampoco fue un hecho de hace tantos años, fue en 1776, lo cuenta la tradición y pudo ser verdad, después depende de las creencias de cada uno, pero la gente de la mar vive mucho el Socorro en Luanco", explica el nuevo capitán luanquín de la marina mercante.

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