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El exiguo equipo financiero llevó a números rojos a la Fundación Niemeyer

La Audiencia destaca la conducta "camaleónica" y el comportamiento "manipulador" de Vigil, el exagente de viajes y colaborador de Grueso

José María Vigil, en una de las sesiones del juicio. EFE

"Desorden administrativo", "inexistencia de un departamento financiero" y un esquema organizativo integrado por "escasos empleados y una contratación externalizada de determinados servicios". Este es el contexto en el que operaba el exdirector general de la Fundación Niemeyer, Natalio Grueso, que ha sido condenado a ocho años de prisión por las irregularidades que se le imputan en su etapa al frente del centro cultural.

Como ya se puso en evidencia durante las sesiones del juicio celebradas hasta septiembre del año pasado en la Audiencia Provincial, la gestión del dramaturgo y director de programación de Artes Escénicas y del Teatro Español de Madrid tras su salida -sin preaviso- del Niemeyer fue calificada como "carente de todo control" y ahora, la sentencia ratifica la "conducta fraudulenta" de Grueso y sus colaboradores. Entre ellos, el exagente de viajes José María Vigil, a quien se le atribuye un delito de estafa en concurso con otro continuado de falsedad en documental mercantil, por los que le impone una condena de siete años y medio de cárcel. De las acciones de Natalio Grueso y Vigil dice el magistrado que prueban un "evidente ánimo de lucro" al amparo de la "desorganización administrativa y financiera" que imperaba por entonces en la Fundación.

El tribunal define como "camaleónico" y "manipulador" el comportamiento del exagente de viajes, que dio cobertura a Grueso en el engaño consistente en aparentar que determinadas facturas se referían a servicios prestados a la Fundación Niemeyer, autorizando el gasto y abono correspondiente de los mismos con cargo a los fondos de la entidad, con el correspondiente desplazamiento patrimonial cuando no era tal. "Era perfecto conocedor de esa dinámica fraudulenta", expone la sentencia.

A Grueso se le considera autor de un delito continuado de malversación de caudales públicos en concurso con otro continuado en falsedad en documento mercantil, pero Vigil incurre, además, en la estafa y falsedad documental, delitos por los que le impone una condena de siete años y medio de cárcel, que responden a la "manipulación" reiterada de "elementos sustanciales" de facturas emitidas por la agencia de viajes para la que trabajaba "reflejando conceptos diferentes a la realidad para aparentar que los servicios facturados correspondían a actividades de la Fundación Niemeyer", explica el tribunal. Esa dinámica fraudulenta, concluye la Audiencia, estaba apoyada en la "absoluta falta de control por parte del responsable de su gestión (Natalio Grueso)" y, a ojos del tribunal, derivó en un perjuicio patrimonial a la entidad. El año 2011, el mismo en el que se inauguró el centro, la fundación había cerrado con 2,22 millones de euros de déficit.

Los problemas de control financiero, también atribuidos a los patronos, tal como publicó este diario en días pasados, quedan reflejados en el intercambio de correos entre Natalio Grueso y María José Mochales, la persona que había sido contratada por la Fundación Niemeyer, como profesional externa, para prestar servicios de contabilidad, redacción y gestión de impuestos y redacción de nóminas y seguros sociales del centro. Mochales explica una comunicación con Natalio Grueso la necesidad de prestar más atención a las labores de administración: "He insistido en que haya una persona en la oficina porque el tema se iba de las manos (...). No se le presta la suficiente atención (...), se escatima en cuanto a los costes, y luego vienen los disgustos. El mínimo sería que la persona de administración estuviera, al menos, cinco horas diarias en la oficina y pudiera gestionar determinadas cosas que ahora mismo no se puede hacer, que van quedando y que, tarde o temprano, originará un disgusto más gordo". Era 30 de septiembre de 2009. Aquella advertencia de María José Mochales, finalmente, se cumplió. Por los mismos hechos que Grueso y Vigil también ha sido condenado el exsecretario de la Fundación del Niemeyer, José Luis Rebollo, a quien la Audiencia atribuye un delito continuado societario, y se le condena a dos años de prisión.

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