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juan carlos vázquez rodríguez | Presidente del Grupo Ornitológico Mavea

“Zeluán es lo que nos queda de lo que fue una de las rías más ricas de Asturias”, avisa el presidente de Mavea

Juan Carlos Vázquez: “Estamos intentando que los terrenos sacados del monumento natural en 2003, cercanos a los astilleros, recuperen el estatus original”

Juan Carlos Vázquez, presidente de Mavea. Ricardo Solís

Juan Carlos Vázquez Rodríguez es el nuevo presidente del Grupo ornitológico Mavea, un colectivo al que llegó prácticamente en los inicios y que este abril cumplirá 35 años. Rodríguez es jardinero de profesión.

–¿Qué le llevó a formar parte de Mavea?

–Un compañero de instituto me comentó que había una serie de gente, flipados de los pájaros, que se reunía y hacía salidas al campo para ver aves. No dudé en sumarme al proyecto, y hasta hoy. Pasamos de ser un grupo de chavales de unos 16 años a la actualidad, casi todos con más de 50. Pero seguimos disfrutando de la observación de las aves y de la naturaleza en general como el primer día. Nuestra afición la podemos practicar casi en cualquier sitio, incluso en lo más duro del confinamiento.

–¿Incluso desde casa?

–En las primeras semanas confinados se crearon grupos. Comentábamos las especies que veíamos desde la ventana y fue sorprendente la cantidad de datos recopilados.

–¿Cómo es la organización interna de Mavea?

–El funcionamiento de la asociación depende al cien por ciento del trabajo de los socios y, como en casi todas las asociaciones, hay una serie de gente muy involucrada y currante, que es la base del grupo. Independientemente del cargo que se tenga, cada uno aporta: somos un grupo muy variado en cuanto a formación y profesionales. Hay biólogos, geólogos, fisioterapeutas, educadores ambientales, funcionarios... Yo, por ejemplo, soy jardinero desde hace treinta años.

–¿Se ha resentido la actividad a causa de la pandemia?

–Sí, este último año hemos reducido mucho nuestra actividad, sobre todo la de educación ambiental que ahora estamos retomando con todas la precaución. El fin de semana pasado, por ejemplo, celebramos el Día del árbol con tareas de mantenimiento en una plantación en Illas o con actos en Zeluán para público familiar.

–Mavea y Zeluán son nombres que parecen ir unidos. ¿Cuál es el estado de salud del Monumento Natural?

–El monumento natural de Zeluán ha sido siempre un lugar especial para los integrantes del grupo y la base de su creación, es lo único que nos queda de lo que fue una de las rías más ricas de Asturias: las marismas desaparecieron bajo el hormigón de las industrias de su entorno y la vida de sus aguas perecieron con todos los contaminantes que se vertieron. Actualmente la industria parece llevar el camino de la marisma en que se asentó y la calidad de las aguas han mejorado notablemente estos últimos años. Nosotros vemos con alegría que van apareciendo año tras año algunas especies que habían desaparecido, sobre todo invertebrados. Hoy día estamos intentando que los terrenos que fueron sacados del monumento natural en el 2003, cercanos a los astilleros, recuperen el estatus de monumento natural original.

–Hablemos de aves. ¿Por qué es tan importante el entorno de San Balandrán?

–Hay que tener en cuenta dos cosas para entender la importancia de esta zona: primero las marismas, los límites entre ecosistemas terrestres y marinos son lugares con mucha riqueza biológica, esa riqueza es aprovechada por las aves para su alimentación y también descanso. En segundo lugar, como todos sabemos, hay muchas aves que realizan migraciones más o menos largas y en esos viajes, que a algunas especies las lleva a recorrer el mundo de norte a sur, necesitan lugares para descansar y alimentarse, igual que nosotros en un viaje largo paramos en un restaurante de carretera para reponer fuerzas. Si a estos dos puntos le unimos que estamos en un sitio por donde pasan buena parte de las aves que migran de norte a sur, pues tenemos la respuesta: la ensenada es un estupendo restaurante en una carretera por momentos (migraciones) muy concurrida, sobre todo, para las aves limícolas, estrellas de este lugar.

–¿Cuántas aves tienen censadas actualmente?

–De entre todas las actividades de Mavea quizá sean los censos y las de observación de aves las que más nos agradan y si hay una zona a la que hemos dedicado muchas horas de campo es el monumento natural de Zeluán, sobre todo por parte de nuestro compañero César Álvarez, que incluso realizó su tesis doctoral sobre las aves de este enclave. Entre las conclusiones que sacó fue que el monumento es utilizado entre 20.000 y 40.000 aves al año. Entre las especies singulares que podemos ver en Avilés, refiriéndome sólo a las que crían, hay que mencionar la pareja de garzas reales que sacó adelante su pollada en el Parque Ferrera y lo mismo hizo la más grande de las gaviotas el Gavión. Ambas especies con escasos registros criando en Asturias.

–La educación ambiental es una constante de Mavea.

–Ha ocupado desde nuestros inicios buena parte de nuestro tiempo, desde aquellas primeras charlas a nuestros compañeros en el instituto, con asociaciones de todo tipo, la universidad, cursos de la universidad popular, colegios... siempre centrándonos en el tema de las aves, pero también ampliando a temas de naturaleza en general. Estos últimos años y gracias al apoyo de la Autoridad Portuaria estamos centrando mucha actividad en Zeluán, donde contamos con un centro de interpretación. También llevamos unos años organizando con la asociación cultural “La Serrana” un ciclo de conferencias con temática ambiental donde traemos a ponentes de renombre. Este año con las restricciones vamos colgando las charlas en Youtube. En nuestra web están todas las actividades y animo a entrar en ella.

–Devolver a los avilesinos las playas de San Balandrán y El Arañón como espacio de ocio y dotar de un mayor atractivo turístico la margen derecha de la ría, hasta ahora olvidada, es uno de los planes del gobierno avilesino para desarrollar con fondos europeos. ¿Qué opina de ello?

–Desconocemos la letra pequeña de ese proyecto, por lo que habría que mirarlo al detalle. Sólo decir que estas playas no están tipificadas como zonas de baño y sí como industriales y, por lo tanto, no son aptas para el baño. Por otro lado es estupendo habilitar zonas para esparcimiento, donde se pueda pasear y disfrutar de un enclave natural, pero el uso de estas zona no puede ser como el de una playa convencional, personas por todas partes tomando el sol y paseando en todas las direcciones del arenal no sería recomendable: estamos en un monumento natural y el tránsito de gente ocasiona un problema importante para las aves que allí recalan, hay que darse cuenta que vienen con necesidad de descansar y alimentarse para seguir viaje. Las molestias continuas de gente paseando por la playa impide a las aves descansar y alimentarse, actualmente está prohibido el acceso con perros sueltos en el monumento natural y día tras día vemos como se incumple sin ninguna consecuencia. Las figuras de protección de los espacios naturales están muy bien, pero conllevan una serie de normas que hay que cumplir y hacer cumplir.

–Mavea lideró un proyecto para recuperar la zona de marismas de Maqua, ¿en qué quedó?

–Llevamos varios años, con otras muchas asociaciones, pidiendo la restauración de las marismas de Maqua, la idea era que en el tramo que hay entre la depuradora y la carretera de Maqua se llevase a cabo la extracción de la tierra que en su día tapó esta zona de marisma y volver a recuperarla. Actualmente está aprobado y adjudicado el estudio del proyecto, el problema es que no será tan ambicioso como queríamos y la superficie de actuación es más limitada.

–Fuera de Zeluán, ¿cómo se conserva medioambientalmente la comarca?

–El resto de la comarca de Avilés presenta más o menos los mismos problemas ambientales que el resto de municipios costeros de Asturias, que van desde la escasez de bosque autóctono sustituido por plantaciones de eucaliptos, sobre todo, la presencia cada vez mayor de especies no autóctonas con potencial invasor, como el carrizo de las pampas, o la avispa asiática entre otras muchas. Las vías de comunicación que consideramos tan imprescindibles son también auténticas venas sangrantes de nuestro paisaje y sumideros de vida.

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