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El metal alerta: el alza del acero, el cobre y el transporte pone en riesgo inversiones

El sector recupera actividad, empleo y exportaciones, pero la subida del precio de los materiales retrae la rentabilidad de las empresas

Interior de un taller del metal de una empresa avilesina.

Aumentan la actividad, el empleo y las exportaciones, pero no la rentabilidad. El encarecimiento de los materiales con los que trabajan las empresas del metal asturiano, como el acero, el zinc y el cobre, y también el transporte impide un incremento de la rentabilidad, ya que el impacto de los precios en los costes de producción golpea directamente a las empresas a la hora de competir en el mercado. A eso se suman las dificultades para lograr suficiente aprovisionamiento de materiales. Todo ello provoca una ralentización, sino una paralización, de proyectos de inversión en compañías del sector.

La industria asturiana del metal ha conseguido en el primer semestre del ejercicio un incremento medio de la producción del 23,30 por ciento respecto del mismo ejercicio de 2020 (afectado por el confinamiento que provocó la pandemia por el covid-19), pero además aumentó el empleo el 12,5 por ciento y las exportaciones crecieron el 30 por ciento.

El problema radica en la rápida reactivación de la economía tras la ralentización provocada por la pandemia en 2020. Esto ha conllevado un encarecimiento de las materias primas con unos plazos de entrega muy dilatados en el tiempo –varios meses–. Esto a su vez se traduce en que las empresas necesitan más circulante y una mayor financiación, ya que no siempre el incremento del precio de los materiales son trasladables a los precios de mercado.

Es el caso, por ejemplo, del acero, que con su elevado precio pone en riesgo la reactivación de la demanda en algunas sectores clave, como la automoción. Pero también las energías renovables. Es el acero el material básico con el que trabajar, por ejemplo a la avilesina Windar Renovables para la fabricación de las torres eólicas.

Una encuesta realizada recientemente por la patronal del sector, Femetal, entre sus asociados reveló que la mayor preocupación es “la necesidad de recuperar la rentabilidad de las organizaciones y que no haya problemas de solvencia financiera”.

Esa misma situación se reproduce en otros materiales, como el cobre, el zinc, los productos químicos, el cartón de embalaje los componentes electrónicos y los semiconductores. Y de manera paralela el transporte, con el incremento del coste de los carburantes.

El impacto del coste de la energía es más difícil calcular, teniendo en cuenta que las empresas negocian sus contratos de manera individualizada o bien acuden a la compra colectiva.

Además, los últimos anuncios realizados por el Gobierno de Pedro Sánchez de derivar 900 millones de la subasta de CO2 a compensar los costes regulados incluidos en la tarifa eléctrica, neutraliza la subida media del 16 por ciento aplicada desde junio en el apartado de peajes y costes regulados.

Energía y fondos europeos

De todos modos, aún con la aplicación de estas medidas, el metal asturiano, base de la industria regional, tiene que asumir un diferencial añadido en el coste energético a la hora de competir en los mercados internacionales, sobre todo con los vecinos de Francia y Alemania.

Otra de las grandes incógnitas a las que se enfrentan las empresas del metal asturiano son los fondos europeos para la recuperación económica, tan anunciados pero de los que todavía no se sabe nada.

“Ni un proyecto al que se sepa que se podrá concurrir. Son solo expectativas desde hace meses que no aportan luz en un momento clave como en el que estamos”, señaló una de las fuentes consultadas.

La patronal Femetal asegura que en este momento “nos encontramos con un sector que está sufriendo un importante incremento de los costes estructurales y necesidad de rentabilidad y sostenibilidad económica y financiera. Por tanto, la principal aspiración de las empresas del sector es que no se trunque la recuperación económica para lograr en el corto y medio plazo la sostenibilidad económica”.

Si esto no se consigue al menos a medio plazo, será difícil el impulso de proyectos de inversión y creación de empleo, coinciden en señalar las empresas.

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