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Balcón al Muelle

Fiestas ante todo, o como hacer virtud de la necesidad

Las actividades de agosto, con once escenarios distintos para San Agustín, denotan el esfuerzo de los programadores por volver a la normalidad, salvo en el presupuesto, que es el mismo desde hace más de dos décadas

Los fuegos de San Agustín, en su última edición, ante el Niemeyer. Mara Villamuza

La semana en que Avilés comienza a vivir la esencia de los festejos del verano casi a jornada completa y de lunes a domingo se dio a conocer también el programa de San Agustín. Un compendio de actividades que llena todo el mes, pero que no acaba de dejar claro cuál es la semana grande de la ciudad. O sí.

No cabe duda de que las once ubicaciones planteadas para los escenarios festivos y la recuperación del concurso de ganados y los fuegos artificiales denotan el esfuerzo por completar la oferta para avilesinos y foráneos, que ya se cuentan por decenas estos días en la ciudad. Vuelven los clásicos como el mercado medieval –de ahí la vaca con gorro de bufón que protagoniza el cartel de este año– y el Festival de la cerveza y la programación de festejos se rinde a las grandes orquestas como "Assia", "París de Noia" y "Tekila". Eliminar el modelo de conciertos de pago –hasta cinco hubo en las pasadas fiestas de San Agustín– ha sido una decisión defendida por la concejalía de Festejos, que también apuesta por hacer que Avilés sea parada en la gira de grandes artistas como esta semana sucedió con Sebastián Yatra o hace pocos meses con Raphael, Camilo y la Liga de Freestyle.

¿A quienes contenta este modelo de celebraciones por toda la ciudad y durante más días? Juzguen ustedes mismos. Lo que se ha querido resaltar en el programa de este San Agustín es que Avilés recupera el pulso festivo con oferta para todos los públicos. Motivo de reflexión debería ser el presupuesto destinado a estos fines. Que la semana grande de la ciudad y, por ende, la mayoría de programación festiva del verano siga teniendo el mismo presupuesto que hace dos décadas deja en evidencia que algo falla o que, al menos, a la concejala de Festejos le resulta más difícil cuadrar las cuentas.

La subida de precios y crisis de suministros complica a uno y otro lado –programadores, gestores y profesionales del sector del espectáculo– pero si se quiere recuperar la normalidad y darle a San Agustín lo que merece también hace falta plantear una revisión en la parte económica. Sin olvidar otras necesidades perentorias de esta etapa. Pero llama la atención que Avilés destine unos 250.000 euros a las fiestas estivales sobre un presupuesto anual de un millón –al que se llega en sucesivas modificaciones presupuestarias–. Habida cuenta de que las fiestas del Bollo, en primavera; el Antroxu y la Navidad y Reyes consumen las otras tres cuartas partes del fondo total para Festejos. ¿Cual es la apuesta estival de este Ayuntamiento en lo que se refiere a las celebraciones a pie de calle? La oferta es para los vecinos, pero también para todos los que llegan de fuera –y cada vez más– a una ciudad que lo tiene todo para consolidarse como parada obligada en el Norte de España.

¿Es razonable que el prespuesto del área de Festejos sea idéntico al de los tiempos la concejala Rosa Serrano, que ocupó el cargo entre 1999 y 2007? Esa nula evolución en décadas deja poco margen a los programadores más allá de su capacidad para innovar con la misma disposición de efectivo, pero sin posibilidad para generar nuevas apuestas.

Acierto ha sido el cambio de fecha del lanzamiento de los fuegos artificiales a la víspera de San Agustín, que previsiblemente logrará este año un fin de semana de lleno histórico en la ciudad. Ojalá esos buenos resultados se traduzcan en una mayor inyección económica a la concejalía de Festejos. Sin derroches.

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