La sexcentésima fue un bálsamo: la impresionante cifra de victorias a la que ha llegado el Avilés

La curativa victoria ante el Covadonga es la número 600 del Real Avilés Industrial en Liga, que se hizo esperar 35 días

Natalio celebra su gol ante el Covadonga

Natalio celebra su gol ante el Covadonga / Mara Villamuza

Jorge Valverde

Jorge Valverde

"Fue una victoria muy especial; se produjo ante un rival de prestigio y en un estadio que tanta leyenda encierra, pero, sobre todo, porque fue la primera de la historia de nuestro club. Además, la conseguimos con un elenco muy joven e íntegramente de la comarca".

Así recuerda Raúl González el primer triunfo oficial que registran los anales del Real Avilés Industrial. El espectacular 3-4 sucedía el 18 de septiembre de 1983, ante el Alavés, en Vitoria, donde los blanquiazules –de grana total, aquella tarde– marcaban los cuatro goles en un período de 20 minutos de la primera parte. Entre los recuerdos del partido quedaba el de la desesperación del guardameta babazorro, Iñaki Vergara, actual responsable de porteros de la selección nacional de Portugal, que imploraba a su entrenador, Emilio Quílez, para que le sustituyera, ante la avalancha avilesina que le tocaba soportar.

Raúl González comenta un par de características de aquel Real Avilés Industrial –joven y de raíces comarcales–, pero un análisis así de genérico siempre llamará más la atención si va acompañado de datos precisos. En 22 años y 11 meses estaba la media de edad de los 13 de Mendizorroza, quienes no podían representar a la comarca de forma más rabiosa: siete criados en el municipio de Avilés (Quico Álvarez, Miguel Espejo, Juan Valdés, Fernando Cueva, Juan Calvo, Jesús Martín y Juan Carlos González), uno en Castrillón (Tati Alcalde), uno en Soto del Barco (Blas García), dos en Gozón (José Avendaño y Juanma Suárez) y dos en Corvera (Pedro Zapata y José Luis Suárez).

Por otro lado, cabe precisar la potencia de aquella Segunda División B, que constaba de dos grupos, igual que la actual Primera Federación. Seguramente, eso no lo llegó a tener en cuenta Alfredo Olivares, máximo burócrata de competiciones de la Administración Rubiales, cuando hace tres años se empeñó en hacer creer que la inventada cuarta división (Segunda Federación) era la heredera natural de la Segunda División B.

Recordando las victorias centenarias en Liga, quiso la casualidad que la número 100 (0-2, en Durango) llegara también con Raúl González al mando del banquillo. La lograba un equipo, el de la temporada 1988-1989, que tiene muchos adeptos en la consideración de ofertante del mejor fútbol visto por estos pagos en los últimos 50 años, además de ser la base del que, un año después, ascendió a Segunda División.

La victoria 200 llegó en uno de los derbis que más recrudeció la rivalidad con el Langreo. En abril de 1996, en el Muro de Zaro, un gol agónico de Mario de la Roca asentaba al conjunto de José Luis Quirós en la senda promocional a Segunda, a la vez que apartaba definitivamente de la misma a los unionistas de Pepe Carrete.

Uno de los equipos más sufridores de la historia blanquiazul conseguía la victoria 300. Aún dirigía Ramiro Solís cuando, en los inicios de la temporada 2003-2004, un tanto de Miguel Suárez tumbaba al Barakaldo. Aquel conjunto supo como nadie lo que era soportar los impagos y acabó como acabó, portando el que sigue siendo único farolillo rojo del historial industrialista.

Tampoco estaba para tirar voladores el plantel que, ya en Tercera, lograba el triunfo 400. En febrero de 2011, la visita del Ceares se solventaba con goles de Moisés López e Imanol Vergara, que no sería suficiente para evitar otro punto negro de la historia: por primera vez, el Real Avilés Industrial era superado en la clasificación final por otro equipo del municipio, el Navarro. Ocurría semanas antes del desembarco de Golplus.

El primero de mayo de 2016 llegó la victoria liguera número 500; el protagonista, Jorge Rodríguez, delantero cántabro que destacaba por su capacidad para empaquetar goles en muy cortos espacios de tiempo, como hiciera ante el Gijón Industrial, con tres dianas en 12 minutos.

Y, desde la 599, la sexcentésima se hizo esperar demasiado tiempo, tanto como 35 días, de forma que la victoria ante el Covadonga ya no es válida para el pretendido festejo en la cima, sino para dejar de temblar en la sima. Al respecto, durante el próximo verano, y a diferencia del anterior, quizá lo más apropiado sea aplicar subida de humildad y bajada de humos… en aras de minimizar los ajustes de tuercas y, por ende, las frustraciones de quien menos se lo merece: la afición.

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