Mieres del Camino,

David MONTAÑÉS

Los cormoranes ya no vuelan tranquilos sobre los ríos de las Cuencas. La Consejería de Agroganadería y Recursos Autóctonos ha dado luz verde a las batidas de estas aves para intentar controlar su proliferación y evitar que esquilmen las poblaciones de trucha. De momento aún no hay partes de bajas, pero este diario pudo confirmar que las batidas están siendo espacialmente intensas en los ríos Lena y Aller. Equipos de voluntarios están cazando estas polémica aves que, no obstante, se han atrincherado en el tramo de pesca sin muerte del río Caudal, una zona considerada de seguridad donde los cormoranes no pueden ser abatidos.

«Eliminar cormoranes en los cauces de montaña resulta muy complicado, ya que la localización y el acercamiento no resultan nada sencillo», explicaron a este diario fuentes de la guardaría de Agroganadería y Recursos Autóctonos. «Las concentraciones de estas aves son muy numerosas en el encauzamiento del río Caudal, pero fuera de este marco no es fácil encontrarlos», señalaron los citados técnicos. En el coto de pesca sin muerte del río Caudal, que se prolonga desde Ujo hasta Sueros, no está permitido realizar batidas debido a la proximidad de núcleos de población y carreteras. «Este espacio es casi como un oasis para los cormoranes», afirman los pescadores.

En total, el Gobierno del Principado prevé abatir un total de 240 ejemplares en la región. Más de la mitad serán cazados en los dos grandes ríos de las Cuencas. En concreto, la guardería eliminará 90 cormoranes en el Nalón y otros 40 en el Caudal, un total de 130 aves. Esta es la planificación oficial, pero en la práctica hay matices. Los 40 ejemplares que deben abatirse en el Caudal no se pueden acechar en este cauce, sino en los ríos Aller y Lena, que se hermanan a la altura de Santa Cruz de Mieres formando el Caudal. El hecho de que los cazadores voluntarios tengan que desplazarse a zonas de difícil acceso entorpece las labores.

Los pescadores llevan tiempos reclamando medidas «eficaces» para reducir la presencia de estas aves acuáticas en los cauces, que consideran «un auténtico azote» para la fauna fluvial. Por tanto, aplauden la iniciativa que, por el contrario, los ecologistas tildan de «matanza». Tras un par de años en las que el crecimiento de la población de estas aves estuvo más o menos controlado en la comarca del Caudal, en los últimos meses ha sufrido un espectacular repunte, según afirman las asociaciones de pescadores. Desde este colectivo afirman haber llegado a divisar concentraciones de más de medio centenar de aves en un tramo de río no superior a los 200 metros de longitud, sobre todo cerca de Santullano.

Las previsiones iniciales sitúan el río Nalón como el foco en el que el Principado más intensificará las actuaciones de control del cormorán. La presencia de los embalses de Tanes y Rioseco favorecen el asentamiento de esta especie muy diestra en el buceo a la hora de capturar sus presas. Se eliminarán 90 ejemplares. En el Caudal las batidas conllevarán la eliminación de 40 ejemplares. En el río Narcea también hay un importante concentración de cormoranes. El Principado tiene previsto que la guardería fluvial acabe con un total de 50 ejemplares. Las batidas también se extenderán por otros cuatro ríos asturianos, el Sella (30 cormoranes), el Cares (20), el Esva y el Navia. En estos dos últimos cauces de la zona occidental de Asturias las actuaciones serán poco menos que testimoniales, ya que se abatirán cinco aves en cada uno. Hasta ahora, las campañas regionales para poner freno a la proliferación del cormorán no han satisfecho las aspiraciones de los pescadores.