Desde mi Mieres del Camino

"El Águila de Toledo" levantó el vuelo en esta plaza

Bahamontes ganó la montaña de la Vuelta a Asturias de 1953, su primer gran triunfo, con una bici que le regaló el mierense Cilio Losa

"El Águila de Toledo" levantó el vuelo en esta plaza

Si de ciclismo se habla el Principado de Asturias acaba de pasar por una amarga experiencia, tal es el caso de la suspensión -como mal menor aplazamiento- de su ronda ciclista, la que comenzó allá por la década de los años veinte. Un "disparo" más de esa dichosa crisis económica que la ha dejado en la cuneta por unos cuanto miles de euros. Antes habíamos perdido la de los Valles Mineros por cuestiones más o menos similares. Y con ellas van?

Entonces, ¿qué nos queda?. Pues la lógica salida facilona de vivir de los recuerdos, algo muy elogiable cuando responde a un estatus de recogida de retazos del pasado al son de que se mantienen las iniciativas y se potencian nuevas fórmulas. Pero no es el caso. De todas formas no sobra echar una mirada al pasado para poner sobre el tapete hechos y episodios que los veteranos recordarán pero que, las nuevas generaciones, salvo con los archivos en la mano, ni se lo figuran. Y de ciclismo va la visión de "Mi Mieres del Camino" de hoy.

Esta dura y sacrificada faceta deportiva está pasando, de unos años a esta parte, por un periodo de discreción que bien pudiera ser transitorio a la espera de la fulgurante salida al estrellato de nuevas figuras, después del proceso de gran dimensión que protagonizaron ciclistas como Luis Ocaña, Pedro Delgado, Carlos Sastre y sobre todo Miguel Induráin. No es despreciar el papel que actualmente juega Alberto Contador con su destacada trayectoria y los destellos brillantes de algún corredor más. Pero, ¿saben nuestros lectores quién rompió el fuego abriendo una etapa inolvidable como primer vencedor del Tour de Francia, la prueba de etapas por excelencia, dando luego paso a las hazañas de otros ases del pedal como Jesús Loroño, Miguel Poblet y más tarde nuestro recordado José Manuel Fuente "El Tarangu", y ya más cercanos los de nuestra propia casa Luis Balagué, Ricardo Valdés, Rubén Menéndez y el actual Benjamín Noval?.

Primero pongamos en escena que Mieres fue, desde hace más de setenta años, escenario ideal de pruebas ciclistas. A recordar los famosos circuitos de San Juan donde sí dejaron cartel de numerosos triunfos los Hermanos Rodríguez, es decir, Delio, Emilio y Manolo. Las hoy denominadas calles de Ramón y Cajal, La Villa, Valeriano Miranda, Numa Guilhou, Oñón y Teodoro Cuesta, con meta frente al Ayuntamiento, eran marco ideal para este tipo de competiciones.

Puesta en lid la Vuelta a Asturias, aparece la figura de Educación y Descanso de Mieres, con Luis Fernández Cabeza al frente, como entidad organizadora, tomando la figura del que posteriormente sería alcalde del municipio, Cecilio García Losa, (Cilio Losa para todo el mundo), como director de la prueba. En 1953, después de pedalear unos setecientos kilómetros desde Toledo, con una bici que superaría los once o doce kilos de peso y un paquete atrás con los enseres, aparece por estos lares un castellano enjuto, sin grasa, duro de expresión en el rostro y dispuesto a comerse el mundo con el ciclismo, después de algunos triunfos menores por su tierras. Llega y comienza la ronda asturiana, sin director, sin equipo y con unos veinte duros en el bolsillo. Se le ven buenas hechuras sobre todo escalando, y es Cilio Losa, experto en descubrir nuevos valores, quién se da cuenta de ello rápidamente y lo toma como pupilo. Para demostrarlo no duda en regalarle una bicicleta nueva después de que la suya rompiese sus mecanismos lo suficiente para dejarlo tirado en la cuneta.

Y Federico Martín Bahamontes, el posteriormente "apellidado" "Águila de Toledo", remonta el vuelo en esta tierra, gana la montaña en la vuelta asturiana -el campeón de la prueba fue Antonio Gelabert- y ya con ciertos apoyos que le surgen por su condición física, coraje, voluntad férrea e incluso hasta mal genio, se enfrenta a la papeleta de participar en el tour francés, donde repite la hazaña de hacerse con la corona de la montaña. Ha nacido el héroe capaz de despertar el interés de una afición y también una legión de seguidores, que, a partir de entonces, sigue sus proezas por la radio, más tarde a través de las primeras televisiones y abre una etapa que tuvo su culminación con los cinco tours ganados, uno tras otro, por el incontestable navarro Miguel Induárin. Por el medio el reprís de un Pedro Delgado con el espectáculo que suponía verlo pegar el pedalazo camino del Tourmalet, d´Aubisque o Galibier, incluso el Alpe d´Huez y otras cimas. También el éxito del difunto Luis Ocaña, como vencedor en París, al igual que Carlos Sastre, Oscar Pereiro y por supuesto Contador, más las conquistas españolas logradas en el Giro de Italia o la Vuelta a España. Tampoco debemos olvidarnos de las "locuras" de un inolvidable Tarangu que rompían cualquier molde de planteamiento estratégico. Luego las conquistas ya más secundarias de los López Carril, J. Enrique Cima, los mierenses Balagué, Valdés y Benjamín Noval, más los asturianos de las últimos tiempos como Chechu Rubiera, Luis Pasamontes, Samuel Sánchez (campeón olímpico) o Santi Pérez, y otros que pueden quedar ahora en el anonimato pero que también escribieron su historia.

"El Águila de Toledo" volvió por estos lares para aumentar su fama con el triunfo en la Vuelta a Asturias en 1955 y también en 1957, logrando victoria en la subida al Naranco, en 1964. Eso quiere decir que no se olvidó nunca de esta parcela española donde, repetimos, había iniciado un vuelo hacia la gloria. Incluso, tras su triunfo máximo en el tour de Francia (1959) como primer español, volvió al estadio Hermanos Antuña de Mieres con motivo de uno de aquellos critériums que se organizaba para promocionar el deporte, bien acompañado, entre otros, por aquel extraordinario escalador que respondía al nombre de Charly Gaul. Hace unos años, quizás diez, Federico Martín Bahamontes estuvo a punto de volver a Mieres para participar en uno de los Tribunales Populares del Centro Cultural y Deportivo Mierense, relacionado con el ciclismo. Tras una llamada telefónica a su establecimiento de deportes de Toledo, la idea le entusiasmó dejando bien claro que no faltaría a la cita. Pero imponderables de última hora se lo impidieron. Ello no fue óbice para que recordara, con los organizadores del evento mierense, aquellos tiempos de la década de los cincuenta y a los personajes que en su día creyeron en él, con especial mención a la figura de Cecilio García Losa, Cilio Losa.

La efervescencia que se había producido entre los seguidores del deporte de la bicicleta, sin duda alguna, uno de los más duros y quizás de los menos valorados que presenta el panorama mundial, tuvo, para Mieres, una continuidad brillante. Pronto apareció, en el mapa local, la Peña Ciclista Trapiello promovida en torno a la figura de su presidente Laudelino, quién con su apellido daba lustre a la iniciativa. De ella partieron numerosos proyectos de competición, con equipo propio y participación en casi todas las pruebas que se organizaba en la región asturiana. Hasta que ¡zas!. Surgió la idea de poner en el calendario una ronda peculiar, tomando como escenario las comarcas relacionadas con las extracción del mineral de hulla o antracita. Así nació la Vuelta a los Valles Mineros, y entró en escena, con toda la fuerza de su carácter y liderazgo Florentino Fernández Llorente "Florín", para pilotar todo un largo periodo de actividad bastante parejo con la Vuelta a Asturias que, dicho sea de paso, continuó con su andadura bajo los mejores auspicios ya de la mano del inolvidable Don Mendo.

Cuentan las crónicas que, en periodo ya de languidecer la ronda a los Valles Mineros por falta de patrocinadores, "Florín", por su gran amistad con Miguel Induráin quién, por cierto, había participado varias veces en esta prueba, cogió el teléfono y llamó al navarro que, por lo visto iba por el tercer o cuarto tour, y poco más o menos le dijo: "Miguel, si no vienes tú con el equipo, esto no puede organizarse porque los patrocinadores no lo valoran". No hizo falta mayor explicación y llegado el momento en Mieres estuvo el gran corredor español que, para más inri, tuvo a bien ganar la etapa que acababa en la villa de Teodoro Cuesta.

Un dato más a tener en cuenta. Se celebraba una edición de la Vuelta a España y la serpiente multicolor tenía que pasar por Mieres. El entonces alcalde Misael F. Porrón no dudó en llamar, también telefónicamente, a Pedro González, el recordado asturiano que relataba el discurrir de la prueba como nadie a través de TVE y con Pedro Delgado a su lado, para pedirle que desde el helicóptero dieran dos pasadas sobre la capital del Caudal y destacaran algunas de sus cualidades porque estábamos a la baja con el cierre minero. Así fue y de forma generosa los Pedros quedaron ligados a Mieres. Lástima que Perico equivocase el Caudal con el Nalón. Pero, en fin, eso es anecdótico.

Desde los circuitos urbanos de San Juan, la Vuelta a Asturias con el famoso despegue del "Águila de Toledo", su identificación posterior con esta tierra, el nacimiento de la Peña Trapiello y la puesta en marcha de la Vuelta a los Valles Mineros, más el gran gesto de Miguel Induráin y los detalles de los dos Pedros, González y Perico, al micrófono, Mieres siempre estuvo al pie del cañón formando la primera fila, en eso del ciclismo.

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