El movimiento vecinal apoya crear un censo de ADN canino para controlar las heces

El movimiento vecinal apoya crear un censo de ADN canino para controlar las heces J. R. SILVEIRA

El movimiento vecinal de Mieres ve interesante la propuesta presentada por el PSOE para poner en marcha un censo municipal canino con el fin de identificar y sancionar a los propietarios que no recojan las heces de sus perros. Las asociaciones coinciden en apuntar que es necesario abordar medidas para controlar las defecaciones de los canes. Hacerlo mediante un programa basado en análisis de ADN les parece una buena alternativa si los métodos tradicionales no resultan, como parece, efectivos.

"La gente lógicamente tiene derecho a tener una mascota, pero hay propietarios que no respetan a los demás", señala Ángel Pastor, presidente de la asociación de vecinos de Santa Marina. "Estamos aburridos con tanto excremento y perro suelto, es algo que vemos todos menos el Ayuntamiento", apunta José Manuel González "Maneli", portavoz del barrio de Vega de Arriba. "El número de perros no para de crecer, perece como si todo el mundo tuviera uno, y no se puede negar que estamos ante un problema serio", remarca Manuel Prado, representante de la calle Covadonga y La Villa. El movimiento vecinal sostiene que el control mediante un padrón genético puede ser una solución para mantener limpias las calles.

La iniciativa que los socialistas pretenden implantar en Mieres siguiendo los pasos de otros ayuntamientos españoles se sustenta sobre la creación de un padrón con el ADN del animal. Una vez se cuente con la base de datos, los excrementos que se encuentren en las calle serán analizados, identificando al perro. El proceso concluye con la sanción al propietario, al que en la multa se le cargaría el importe de los análisis, que cuestan unos 20 euros. Los socialistas mierenses estudiarían, llegado el caso, "la fórmula más adecuada" para cubrir los gastos de implantación del programa.

"Nos parece una medida que podría funcionar, no es algo descabellado ni mucho menos", indica Ángel Pastor. En el caso de Xátiva, un municipio con 30.000 habitantes, (10.000 menos que Mieres), el coste inicial para desarrollar el programa fue de 40.000 euros. "Se trata de una idea que merece la pena ser estudiada, ya que está claro que con la señalización no es suficiente para disuadir a los que no recogen los excrementos", puntualiza José Manuel González . "Es necesario buscar una solución a un problema que va en aumento y que atenta contra la imagen de la ciudad", advierte Manuel Prados.

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