Guimarán,

Braulio FERNÁNDEZ

Guimarán se escribe y se pronuncia con «G» y no con la «Q» que reza al principio y al final de las carreteras de la parroquia, así como en su correspondencia. Ésa es la opinión generalizada de sus vecinos, la opción aprobada por el 99 por ciento de los participantes en la encuesta llevada a cabo por su asociación y que está a punto de finalizar. De los 360 habitantes que tiene la parroquia carreñense de la falda del monte Areo, prácticamente todos han asegurado utilizar con más frecuencia, o de manera única, el topónimo Guimarán.

La Junta Asesora de Toponimia del Principado de Asturias es el organismo oficial capacitado para determinar los nombres de los pueblos, en función de cómo los dicen las gentes del lugar. Así, en el año 2005, el Ayuntamiento de Carreño y el Gobierno regional reformaron oficialmente la toponimia del concejo «reconociendo los nombres que la gente siempre dijo», según su propósito. En el caso de Guimarán, la medida chocó a posteriori con la opinión de muchos vecinos, que reniegan del topónimo ahora oficial, Quimarán.

La Junta Asesora de Toponimia realizó antes de la aprobación de los nombres un estudio de campo que se basó en la tradición oral, lo que sirvió para certificar el nombre de la parroquia. Ningún vecino objetó en su momento al expediente de toponimia que iba a ser aprobado, por lo que la supuesta mayoría de Quimarán no tuvo réplica.

La polémica reverdeció el pasado mes de junio, cuando con la finalización de las obras de la carretera que atraviesa la parroquia se instaló la nueva cartelería ya con el topónimo actual. Eso molestó a un amplio sector de la vecindad, que inició, con el beneplácito del Ayuntamiento de Carreño, una consulta puerta por puerta a través de la asociación de vecinos para determinar cuál es el topónimo más usado. El campo de muestra han sido los 360 habitantes de la parroquia y, según indicaron los propios vecinos, «tan sólo faltan unos pocos para su finalización». Una vez acabe el muestreo, el resultado será remitido al Ayuntamiento de Carreño, que a su vez lo devolverá al Principado de forma que pueda oficializarse de nuevo el viejo topónimo.

Los datos históricos que se tienen de la parroquia carreñense, recogidos por el cronista del concejo y guimarano de nacimiento, Marino Busto, marcan el origen del topónimo con «G» en el siglo VIII. Desde entonces hasta hoy, y a lo largo de doce siglos, la parroquia recibió el nombre por el que se la conoce, tanto en lengua escrita como hablada, siendo sustituida por la «q» en la transmisión oral y de manera ocasional o mayoritaria, según opiniones, en tiempos recientes.

Guimarán sería una forma perpetuada a nivel escrito, según los lingüistas modernos, «como tantas otras denominaciones medievales mantenidas hasta hoy por la anterior toponimia oficial de Asturias y que no responden a los usos populares modernos».