Villaviciosa,

Mariola MENÉNDEZ

Los vecinos de las localidades de la Marina de Villaviciosa quieren potenciar el cuidado de las casas mariñanas. Asociaciones como las de Quintes y Quintueles solicitan en las alegaciones presentadas al Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que se establezca una norma estética para estas edificaciones. Proponen que se tengan en cuenta factores como la altura, el tipo de teja, la pendiente de las cubiertas, el número máximo de plantas, los materiales constructivos, la existencia de aleros y la tipología de los huecos, entre otros aspectos. Los vecinos plantean unificar estilos teniendo en cuenta la casa tradicional mariñana.

La asociación Amigos del Paisaje de Villaviciosa «Cubera» también pide que el PGOU, que acaba de finalizar su período de exposición pública, recoja una mayor protección para este tipo de construcciones. Juan Pedrayes, arquitecto y miembro de «Cubera», concreta que solicitan que se «fije una normativa de intervención de estas casas para que no se deformen. Si hay que actuar en ellas, que sea con cierto control y conocimiento». Pedrayes no duda: «Quien tiene una casa mariñana, tiene un tesoro, por eso deben tener un grado de protección para que no se desvirtúen».

La zona de la Marina de Villaviciosa es rica en este tipo de arquitectura. Pedrayes señala que pueden encontrarse muchas de estas casas, en diferentes estados de conservación, a lo largo del tramo de rasa costera situado entre la margen occidental de la ría maliayesa y Luarca. En el interior de Asturias también abundan.

Este arquitecto las caracteriza como viviendas de planta baja, con una división simétrica en dos partes para separar la casa de la cuadra (y, sobre ésta, la tenada), de mampostería de piedra, cargada con mortero de cal en la parte delantera, y, en su mayoría, forman parte de una quintana independiente, integrada además por una corrada y un hórreo. Comenzaron a construirse en el siglo XVI.