Candás,

Braulio FERNÁNDEZ

Carreño rindió ayer homenaje a una mujer rural donde las haya, Gene Fernández García. Rural según la propia definición de quién reconoce haber sentido dos grandes vocaciones en su vida, una por las parroquias del concejo, y otra por la enseñanza en el pueblo. Ayer los habitantes del municipio, y los que han pasado por sus clases en Tamón y Logrezana, le devolvieron el esfuerzo vocacional empleado. Fernández García recibió la distinción de la mujer del año en Carreño, en un acto celebrado en el Teatro Prendes de Candás, lleno como de costumbre para rendir homenaje a los suyos, y que estuvo presidido por la jefa de servicio del Instituto Asturiano de la Mujer, María Victoria García Corte, y el alcalde de Carreño, Ángel Riego González.

«Acepto el homenaje con gran modestia, ya que lo entiendo como un premio colectivo, pues si hice alguna cosa en la vida fue gracias al apoyo de los que me rodearon», dijo Fernández García respecto a su elección como mujer del año. Trece fueron las candidatas presentadas este año por el movimiento asociativo del concejo, y Gene Fernández García fue la elegida por unanimidad. El motivo fue, según el acta de la elección, su trayectoria profesional vinculada a la enseñanza, ya que pasó por escuelas mixtas, rurales, unitarias, colegio, enseñanza de personas adultas y un centro de Secundaria; y por su extensa y callada labor sociocultural, en infinidad de ocasiones a lo largo de su vida, ya no sólo en su parroquia natal, Logrezana, sino por todo el concejo de Carreño.

«Trabajé 38 años en la enseñanza, algo a lo que me dediqué con vocación, pero siempre tuve una gran inquietud por las parroquias y la zona rural de Carreño», reconoce la homenajeada, que cree que el hecho de que le den este reconocimiento se debe fundamentalmente a que los vecinos del concejo, pero especialmente los de Tamón y Logrezana, le ven «con muy buenos ojos». Fernández García es una mujer preocupada por el concejo, hasta el punto de que no falta a un Pleno municipal desde hace varios años.

«Ir a los plenos creo que es interesante para el ciudadano que se compromete para saber cómo está siendo gobernado, pero también lo es para los políticos, que es necesario que vean que el pueblo está interesado», explica ésta mujer, natural de Logrezana, donde aún reside hoy en día, afincada en el barrio de La Barrera, casi en los límites con la parroquia de Tamón.

La suya ha sido la novena distinción a la mujer del año que concede el tejido asociativo femenino de Carreño, sucediendo a la candasina María Ana Rodríguez Sánchez, que fue condecorada el pasado año. También han ganado el premio María Teresa Álvarez o Sarita Pascual.