Hay cosas que el tiempo no consigue cambiar, como la estación de tren de Candás, inalterada desde su construcción a principios del siglo XX. Este emblemático edificio soporta el paso del tiempo al igual que lo hace el nombre con el que nació la línea ferroviaria que atraviesa el concejo entre Gijón y Avilés: «el Carreño». Sobre sus orígenes y evolución existe desde ayer la posibilidad de visitar una completa muestra de fotografías y documentos que arrojan luz sobre los albores de la línea ferroviaria nacida al amparo de las minas de metal del concejo. El Museo Antón de Candás acoge una colección de postales de Carreño y del «Carreño», para saciar el orgullo de los candasinos, ahora que el tren cumple cien años de existencia.

«Los ferroviarios, antiguamente, defendían su profesión diciendo que era especial, y en esta exposición se puede comprobar por primera vez el sentido que tiene esa afirmación, aquello de lo que hablaba esa gente y que era tan especial», explicaba ayer el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Carreño, Paulino García. Él, ferroviario de profesión, es uno de los principales impulsores de todos los actos que el municipio ha llevado a cabo con motivo del centenario de la línea de tren del concejo. Se refiere a aquellas fotos que abren una ventana para observar como era el concejo cien años atrás. «Tratamos de expresar en imágenes y recuerdos ese orgullo de los ferroviarios», añade García.

La exposición que acoge el Museo Antón de Candás desde ayer y hasta el próximo mes de diciembre es además «el remate del centenario del ferrocarril de Carreño», según el concejal.

Para los que como García son o han sido trabajadores del ferrocarril existe una sala dedicada a la mística y al recuerdo de la profesión en el siglo XX. Recoge numerosas fotografías en las que se puede ver también la vertiente social de aquel trabajo. Esa es sólo una de las tres salas que la muestra, de la que es comisaria Nuria Vila, ha llenado de recuerdos del ferrocarril de Carreño.

Otra de ellas está dedicada a la empresa del tren, pudiendo encontrarse en ella «desde un plano de las minas de hierro que motivaron la construcción de la línea hasta documentos, libros mayores y memorias del nacimiento de la misma», explica Vila.

La vía de Carreño nació amparada por el poderoso holding del Crédito Industrial Gijonés a principios del siglo XX, y supuso la construcción de un ferrocarril de vía métrica de poco más de 6 kilómetros de longitud, desde Candás hasta Aboño, punto de enlace con El Musel. Obtuvo en 1902 la concesión y la línea fue inaugurada oficialmente al tráfico de mercancías el 8 de enero de 1909.

A partir del 27 de junio de 1910, la línea comienza a efectuar transporte de pasajeros con un volumen de ocho viajes de ida y otros tantos de vuelta al día. La empresa privada que explotaba el ferrocarril le dio el nombre de Carreño en 1921, y desde entonces y hasta 1974 opera con esa denominación. Fue un 10 de enero de 1974 cuando Ferrocarriles de Carreño, la última concesionaria privada del sector, cedió sus líneas a la pública Feve.

Al trazado del ferrocarril está dedicada una tercera sala de la exposición, «donde puede verse un recorrido cronológico, con fotos, planos y documentos, de la vía férrea del Carreño», explica Nuria Vila. En este caso existen hasta planos de los primeros trenes empleados en la empresa, así como un plano de la construcción de la estación de Candás.

Además, y para saciar el apetito de los más nostálgicos, existen varias reproducciones a gran tamaño de las fotografías mejor conservadas y más representativas de la línea, como es el caso de una de la estación candasina que, según Vila, data de 1903 o 1904, u otra del paso del tren por la cala del Tranqueru. La mayoría de las fotografías pertenecen a la colección del Museo del Ferrocarril de Gijón, que es quien organiza la muestra, pero también de fondos privados de vecinos de Carreño como Armando Rodríguez, Manuel Ramón Rodríguez o Juan Jesús Varela. Todas ellas serán de dominio público durante unos días, para que los visitantes hagan un último viaje en el Carreño, aunque esta vez sea sobre un fondo de ocre y negro.