Candás,

Braulio FERNÁNDEZ

La empresa Hijos de Carlos Albo llevará a cabo un programa de control de plagas en sus instalaciones ya clausuradas en Candás. Tras las quejas de los vecinos de las viviendas del entorno de la fábrica conservera en el pasado mes de septiembre, la firma con sede en Vigo encargó una inspección de la fábrica a la empresa Rentokil, que si bien no apreció el problema actual al que se refiere la vecindad, sí advierte de la «posibilidad de que existan diferentes plagas de roedores, cucarachas y otro tipo de insectos».

Las instalaciones de Albo en Candás son, a su juicio, idóneas para la proliferación de estas plagas. Por ese motivo, la empresa ampliará el programa que ya desarrollaba antes del verano de 2009, cuando las instalaciones estaban en funcionamiento, para evitar la proliferación de animales e insectos. La empresa encargada de llevar a cabo el estudio de la fábrica señala como puntos más conflictivos la zona de cocederos, donde pueden proliferar todo tipo de ratas, ratones e insectos arrastrantes y voladores; los muelles de carga, donde además se ha encontrado comida para gatos depositada posiblemente por los propios vecinos; comedor, sala de calefacción y sala de fabricación. En el patio de la oficina, vestuarios, y almacenes de vacío y de lleno, por su parte, sólo se controlará la superpoblación de roedores.

Para combatir a la rata común y al ratón casero, la empresa colocará portacebos en lugares críticos, mientras que las especies de cucaracha del lugar (la germánica y la oriental) requerirán además la colocación de detectores en los puntos críticos, que además de capturar ejemplares permitirán determinar su grado de incidencia, para posibles tratamientos extraordinarios.

Por otra parte, la explanada situada en las inmediaciones de la fábrica de Albo, y que también había motivado las quejas de los vecinos por la presencia de roedores, ya ha sido limpiada y adecentada por parte de la empresa propietaria, Costa Verde.