Ceceda (Nava),

Mariola MENÉNDEZ

Cuesta comprender que uno no ponga toda la tierra posible de por medio del lugar que durante cinco años ha sido su infierno. El naveto Víctor Cueto Espina no lo hizo. Estuvo prisionero desde 1940, con el número 3.438, en el campo de concentración de Mauthausen (Austria), hasta que fue liberado por las tropas americanas en 1945. Pero este apátrida no podía regresar a España, de la que había huido a Francia en 1939 escapando del régimen franquista, y también se sentía traicionado por el país galo. Por lo que quedarse a vivir en Lenzing, a 20 kilómetros del lugar en el que le habían torturado, fue su mejor opción.

Al fotógrafo gijonés Pedro Timón esta circunstancia no le pasó desapercibida y quiso conocer más a fondo la historia de este naveto que logró formar una familia en el pueblo donde se recuperó de las heridas de Mauthausen. Su homenaje personal a las víctimas del holocausto nazi ha sido el documental «Víctor Cueto Nº 3.438». Además de ser una forma de canalizar su experiencia personal de contar estas historias, es una «actitud memorialista», apunta. Pedro Timón desea contribuir al juramento que los prisioneros hicieron tras su liberación y a través del que se comprometían a pedir justicia, que no se repita esta barbarie y que la humanidad no la olvide.

Timón ha contado con la participación de la hija de Víctor Cueto, Silvia Cueto, que este verano visitó Ceceda acompañada de su marido para conocer las raíces de su padre. El cronista oficial de Nava, Leocadio Redondo Espina, hizo las veces de anfitrión por sus orígenes escabecheros y por el parentesco que les une. La madre de Víctor (Herminia Cueto Espina) era hermana de la abuela materna de Leocadio (Mercedes Cueto Espina). Entonces, dar a luz estando soltera era razón suficiente para tener que abandonar un pueblo como Ceceda y buscar el anonimato en Gijón. Además, se cree que pudo hacerlo presionada por las influencias de la familia del padre a la que se otorga cierto poder, aunque Leocadio Redondo asegura que no hay constancia de la identidad del progenitor.

Los recuerdos de Víctor Cueto sobre su pueblo natal eran escasos y el cronista recuerda que a mediados de los años cincuenta, cuando él aún era un niño, les visitó este pariente de su madre que vivía en Austria. Los navetos, conscientes de la dramática historia del que fuera el número 3.438 de Mauthausen, también quiere mantener viva su memoria.

El Ayuntamiento estudia proyectar el documental de Timón en el concejo a modo de homenaje. No quieren que se olviden la lucha por la supervivencia de este hombre que nació en Ceceda en 1918, en el seno de una familia humilde, y que en octubre de 1937 se vio obligado a zarpar del puerto de El Musel rumbo a Francia huyendo de las tropas fascistas. Regresó del país galo para luchar con los republicanos aunque volvió tras la caída de Cataluña en manos nacionalistas en 1939. Un año después conoció el horror en Mauthausen. Murió en 1990.