Guimarán,

Braulio FERNÁNDEZ

El mejor conejo gigante de España reside en Guimarán, y también el siguiente más apreciado. Su cuidador es José María Vega, un carreñense que hace de la cunicultura una afición que permite evitar la desaparición de una raza pura, gigante de España, surgida hace un siglo del cruce entre un lebrel español y un conejo de Flandes. Este vecino de Guimarán, nacido en Tamón, posee menos de una docena de animales de este tipo y la dedicación y el mimo que les profesa han hecho de ellos los mejores del país.

«El gigante se cría en España desde 1912, con unas características muy señaladas, como son la tonalidad parda, aleonada, la cabeza acarnerada y un peso que oscila entre los seis y los ochos kilogramos», explica Vega. El pasado mes de noviembre acudió al campeonato de España con siete de sus ejemplares, llevándose la grata sorpresa de ver cómo uno de sus machos era premiado como el mejor y una de sus hembras como la segunda. «El campeón tiene casi siete kilos y medio y dos años de edad, mientras que la hembra está cerca de los ocho kilos», asegura orgulloso el cunicultor.

Dedicarse a un hobby tan especial no es algo al alcance de todos, y en el caso de Vega tiene su origen en la infancia, como tantas otras cosas. «Siendo niño, un hombre de Tamón, Pepe el Conejero, me regaló una pareja de conejos, y de ahí me nace la afición», explica. De hecho, él es uno de los pocos criadores de gigantes que hay en España, y muchos de ellos están precisamente en Asturias. «En la región hay cuatro o cinco criadores, y algunos de los mejores, como Carlos Cristóbal, de Tineo, que es el presidente de la asociación de cunicultores de razas puras», añade el carreñense.

La labor que Asturias realiza por evitar la extinción de una raza pura como es la de gigante de España se refleja en la procedencia de los cunicultores que acudieron al último campeonato nacional, donde hubo más de una veintena de animales de seis criadores diferentes. De éstos, cinco eran asturianos y uno de Toledo. Vega, por su parte, acudía por segundo año y no tuvo que esperar a una tercera ocasión para ganar. Sus conejos, bien alimentados, pueden llegar a vivir hasta seis años, tienen un aspecto impecable y son grandes entre los grandes. Son gigantes de Carreño.