Guimarán,

Braulio FERNÁNDEZ

«Abre la boca culebrón que ahí te va el boroñón», dijeron los galanes Enol Rodil y Álvaro Cabo para liberar a la xana Patricia Cuervo del encantamiento en que la mantenía el cuélebre Telva Díaz. Y mientras el culebrón se entretiene con el alimento, consiguen liberar a la encantada xana del mágico estanque donde se encontraba custodiada.

Es la forma que los alumnos de la Escuela de Guimarán-El Valle tienen de despedir a los compañeros que dejan el colegio para seguir sus estudios en el centro de concentración, en Candás. Una forma mitológica de escenificar un paso adelante en el crecimiento de los pequeños. «Escenificamos el ritual del desencantamiento de la xana para despedir a los niños que van a seguir sus estudios en Candás desde el año pasado», explican las maestras Mirta Morán y Milagros Franco. «El año anterior tuvimos cuatro xanas, pero este año sólo tenemos una, Patricia Cuervo», añaden. El ritual es todo un acontecimiento para los alumnos, puesto que no sólo los más directamente implicados se disfrazan adecuadamente para representar sus papeles, sino que todos ellos se juntan después para bailar la danza prima.

«El escenario les encanta, es una maravilla y muy apropiado para el ritual», dicen sobre el lavadero de La Reguera, un elemento etnográfico que el Ayuntamiento de Carreño recuperó en los últimos años, cercano a la capilla de Los Remedios. Pero además es especial, al que sólo se accede por un pequeño pasillo rodeado de frondosa vegetación, hasta llegar al lavadero, donde apenas la luz logra entrar entre las hojas de los árboles.

Es una tradición joven en esta escuela, pero que las maestras pretenden continuar, para deleite de los niños, que cerca de San Juan, cada año, acudirán al estanque a decir: «Moza que estás encantada voy desencantate yo».