Candás, Braulio FERNÁNDEZ

Una de las propuestas más atrevidas que ha tenido el gusto de acoger el Museo Antón de Candás lleva la firma del artista Pelayo Varela. Una cabeza a tamaño real, fabricada con goma de borrar y que refleja los rasgos faciales de su autor, sirve para borrar los bocetos de la propia cabeza, dibujados por alumnos de un taller de arte. Una nueva vuelta de tuerca a la creación artística, empezando por la reinvención de los materiales, que lleva por título «Cabeza borradora», parafraseando el título de la película de David Lynch (1977), y que mereció la beca «Antón» de creación escultórica, dotada con 6.000 euros.

«Cabeza borradora es una reflexión en torno al cuerpo y la memoria y sus límites como material escultórico», explica el autor, Pelayo Varela. Es la última creación del artista, aunque no resulta tan nueva para él como para el público, ya que «sigue la estela de anteriores trabajos producidos este año durante mi estancia en la Real Academia de España en Roma, en los que se plantean conceptos como la autoría, la pérdida de identidad, el rol del artista o el aura», añade Varela.

«Cabeza borradora» se formaliza en la creación de una réplica de la cabeza del autor, realizada con goma de borrar. «Este busto sirve como modelo para realizar una serie de dibujos a lápiz sobre papel -por parte de los alumnos de un taller de arte- que serán después borrados, o redibujados, utilizando dicho busto», explica Varela sobre el proceso creativo. Como residuo formal para la exposición que ahora puede visitarse en el centro escultórico de Candás, Museo Antón, quedan el busto de goma de borrar, desgastado por su uso, así como la serie de dibujos enmarcados con las virutas de goma resultantes de cada proceso de borrado.

Uno de los aspectos más curiosos de ese proceso creativo tuvo lugar incluso antes de que la cabeza tomase forma. «Entré en contacto con multitud de empresas españolas e italianas de gomas de borrar y en todas me ponían la misma pega: imposible fabricar productos que no fueran diseñados por ellos mismos», explica el autor. «Gracias a mi empeño contacté con una empresa de efectos especiales para el cine en Estados Unidos que localizó el material y me realizó un molde en silicona y el busto final».

Un video que acompaña a la exposición candasina, disponible gratuitamente hasta el día 27, muestra la gestación de tan original idea.