No es un problema único de Candás. De hecho no es un problema único, sino general. En cualquier localidad costera, léase Candás pero también Llanes o Tapia, por irse a los extremos, se hacer harto imposible aparcar en verano. Son localidades pequeñas y con tanto atractivo que son muchos los que quieren visitarlas, pero como tenemos la mala costumbre de querer amarrar el coche más que aparcarlo... Es decir, todo aquel que llega a cualquiera de estos tres lugares se siente con la obligación de dejar el vehículo como si fuese un velero, es decir, al borde del puerto amarrado a un morrión. Es cierto que es complicado encontrar un hueco libre, pero resulta muchísimo más fácil si a la visita añadimos un paseo desde el aparcamiento hasta el muelle, la playa o el restaurante que queramos visitar. Al final nos ocurrirá que aparcaremos tarde y mal lo más cerca posible del agua y cuando estemos caminando tranquilamente mirando los barquitos protestaremos porque un coche nos pasa demasiado cerca.