Perlora,

Braulio FERNÁNDEZ

El monte San Sebastián, conocido popularmente como monte Fuxa, sigue cayéndose piedra a piedra. Los argayos sobre el paseo marítimo, que se reproducen cada invierno, han llevado este año a una situación insólita: el precintado por orden de la autoridad del único aparcamiento con acceso a las playas de Candás. Se trata del parking situado junto a las casetas de Palmera, que lleva ya dos meses clausurado. En los últimos días, además, y debido a las intensas lluvias, han vuelto a caer en la zona piedras de importante tamaño, lo que aplaza aún más su reapertura.

La medida de seguridad es provisional y el cierre permanecerá hasta que la Oficina Técnica municipal evalúe si los argayos seguirán produciéndose o, por el contrario, se trata de un hecho aislado, según adelantaron desde la Oficina municipal de Urbanismo. Sin embargo, lejos de ser aislados, los argayos están multiplicándose en las últimas fechas, lo que genera más inseguridad sobre una zona que durante estas fechas es principalmente frecuentada por los surferos.

El problema está en la composición de la roca del monte, de arenisca con tramos de pizarras, como sucede también con el monte de San Antonio, que hace dos años obligó al desmontaje de su capilla renacentista, aún sin fecha de reposición. En ambos casos, y durante los últimos años, acompañados de lluvias, se han producido varios argayos que han generado la alarma entre la población.

«Lo solución no es tenerlo precintado», dice el presidente de la Asociación de Vecinos de Candás, Luis Fernández. Su colectivo lleva varios años denunciando los continuos argayos tanto en el Fuxa como en San Antonio. Y es que, según critica, «parece que desde el Ayuntamiento están esperando, simplemente, a que deje de llover».

La situación genera «inseguridad» en la población, asegura, y reclama más atención sobre este problema. «Es un tema muy importante, lo suficiente como para que se encargue de una vez por todas un estudio serio sobre la situación, si es posible resolverla de algún modo», clama el representante vecinal.

De hecho, existe un estudio preliminar realizado por un alumno de último curso de Geología en la Universidad de Oviedo, el candasín Abraham Riego Delgado, que ofrece una versión preocupante, al tiempo que documentada, de lo que se le avecina a la villa en lo que respecta a sus montes. En él se señala que el problema del monte San Antonio es similar al del San Sebastián, si bien en el primero se ha hecho más palpable por la necesidad de trasladar la capilla de San Antonio de Padua.

«El tipo de roca, arenisca, común a los dos, no ayuda para nada, al ser bastante porosa, y con numerosas superficies de discontinuidad que facilitan los movimientos», señala Riego Delgado en su estudio.

Más aún, en ambos montes puede observarse cómo existen importantes grietas en la tierra, «fracturas, que si están completamente secas y cerradas no afectarán tanto como las que estén abiertas y húmedas». El grave problema al que se enfrentan San Antonio y Fuxa es que «las fracturas no solo están abiertas, sino pobladas de vegetación, lo que indica que hay una humedad notable».

No obstante, hay medidas que pueden retrasar la implacable acción de la naturaleza, y algunas de ellas se pueden comprobar en Candás. Por ejemplo, en la parte trasera del Náutico, también monte San Antonio, que además de una malla metálica presenta clavos transversales para sujetar los tramos más peligrosos.

Incluso el propio monte Fuxa presenta algunas de esas mallas de contención, que, sin embargo, carecen de mantenimiento. «Hay mallas, sí, pero con el paso de los años su estado ha empeorado, y ahora no sirven», dice Luis Fernández. El paseo marítimo, además, es ahora municipal, así que esperan que el Ayuntamiento tome cartas en el asunto.