"Miren esta caja de patatines, que buena pinta tienen. Y las mejores están debajo. Venga, ¿cuánto dan por ellas?". Manuel Cuervo, para los amigos "Lolo", sabe bien cómo animar la fiesta de San Antón. Lleva 40 años siendo la voz de la tradicional puya'l ramu, que ayer se celebró en el entorno de la iglesia de Albandi. En familia, los vecinos de la parroquia pujaron sin descanso por cebollas, empanadas, berzas, sidra y hasta tartas. De hecho, por el gran pastel de chocolate un grupo de romeros llegó a pagar hasta 60 euros. La piquilla que se generó por hacerse con el postre fue buena. A Miguel Ángel Fernández, Carmen González, Socorro Rodríguez y el resto de amigos se lo quitaron de las manos. Tan sólo les quedaba el aperitivo final para culminar el festín con éxito, pero se tuvieron que conformar con seguir comiendo empanada y bebiendo culinos de sidra.

Aunque el tiempo deslució un poco la festividad -la procesión con el santo se suspendió-, los vecinos "de toda la vida" no se perdieron la típica subasta. "Venimos porque es tradición y por ayudar también a la parroquia. Aunque esto ya no es como antes", dijeron Carmen y María Dolores González con un trozo de empanada en la mano. "Sí, hace años aquí había mucha más gente. Esto se mantiene gracias a unos cuantos que seguimos reuniéndonos por estas fechas y compartimos todo lo que adquirimos en la subasta", agregan Socorro Rodríguez y Cari García.

Como es tradición, todo lo recaudado en la fiesta, unos 1.100 euros, es destinado para arreglar el templo. El año pasado se empleó para restaurar el cabildo. En su interior, y antes de la celebración de la puya'l ramu, hubo ayer una misa, cantada por el coro de la localidad de Perlora, hoy de fiesta en honor también a San Antón.