Una tierna foto de las manos sobrepuestas de un padre enfermo de cáncer, una madre y un niño abrió los ojos a Mónica Solar. Pasó esa obra a carboncillo y comenzó a imaginar un mundo plagado de manos, de "Manes" con las que relatar profesiones, los quehaceres de los asturianos en pleno siglo XXI. Pensó en sus padres y abuelos y se percató de que sus trabajos eran manuales, cuestión que le animó a seguir pintando manos de pescadores, de mineros, de informáticos, entre otros.

La artista gozoniega, de Viodo, expone desde ayer en el Museo Antón de Candás. Su exposición se titula "Manes", un nombre que no solo describe el objeto central de sus obras, sino que también tiene un componente de apego a Asturias y a su lengua y cultura. Tal es así que las manos incluidas en la muestra plantean un recorrido por la región. Las manos de una florista de El Fontán, en Oviedo, de nombre Azucena, están cerca de otro lienzo en el que un hombre de Cabranes de 93 años aparece "cabruñando" su guadaña. "Es el único que no conozco de toda la exposición", relata Solar, que incide en que este tipo de labores van desapareciendo con el paso del tiempo. De ahí que quisiera incorporarla a la muestra. Dos manos sostienen una caja de pescado. Son de José Ángel Gutiérrez, "El Francés", que al ver el cuadro resalta: "Soy yo y eso son chopes".

La gastronomía también está presente. Las manos del cocinero Pedro Morán con una lata de caviar "reflejan un gran sensibilidad", destaca la autora poco antes de comentar la obra con su modelo. Al lado, las manos de una mujer elaboran marañueles y Ramiro, el peluquero de la selección, corta el pelo tijera en mano. Dos lienzos expresan también la destreza de un escanciador de sidra, la mano que sujeta la botella y la que sostiene el vaso. Serín es el senegalés más candasín y también tiene un espacio en la muestra de Mónica Solar. Sus manos sostienen pulseras y relojes mientras otras manos, las de Adri de la Torre, "abrazan" una cámara de fotos. "Ese abrazo es por su amor a la profesión", cuenta Mónica Solar, que retrató las extremidades superiores de la diseñadora Bela Khabatova. Por último, la pintora se detiene ante dos cuadros, los de mayores dimensiones. Ambos muestran las manos de sus padres, Conchita Solar y Manuel Ángel González, carnicera y ganadero, respectivamente. Y así hasta 13 carboncillos que tocan y muestran Asturias a través de sus profesiones.