El alcalde de Nava, Juan Cañal (PSOE), ha encontrado "exagerado" el propósito de la propiedad del palacio de La Cogolla (bien catalogado) de edificar 50 viviendas en su entorno como compensación al acuerdo de cesión del edificio con el Ayuntamiento. La propiedad del edificio había presentado recientemente un escrito, del que se hizo eco LA NUEVA ESPAÑA, en el que ponía sobre la mesa una nueva propuesta de convenio con el Ayuntamiento de Nava, después de varios intentos de negociación y conversaciones tras los que no había habido ningún avance. Dicha propuesta implicaba una reducción sustancial de la edificabilidad que pedía en un principio la propiedad, que estaba por encima de las 100 viviendas.
El Ayuntamiento de Nava, por su parte, había hecho un informe técnico en el que se concluía que, dado el tamaño de las fincas y con base en la densidad de edificación de la zona, el número de viviendas debía establecerse en 36. El informe establecía esta cifra teniendo en cuenta las fincas en las que se pretendía edificar.
En cambio, para la última propuesta, la propiedad había sumado a la superficie de las fincas que se edificarían la de la finca del palacio que se iba a ceder al Ayuntamiento junto al edificio.
El alcalde no se ha pronunciado directamente sobre esta forma de medir la edificabilidad, y dijo que en breve plazo se reunirá con el redactor del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) del municipio para tratar, entre otros muchos, este asunto. Y aunque no ha descartado ni aceptado definitivamente esta opción, el hecho de que, en un principio, la juzgue como algo exagerado ya dice mucho de su posición.
Por otra parte, el regidor recalcó que "la responsabilidad del mantenimiento del palacio es de la propiedad, y así lo vamos a exigir". Desde un principio, Juan Cañal había dicho que cualquier tipo de convenio con la propiedad pasaba por que el Ayuntamiento de Nava tuviera la titularidad del palacio, porque solo así podría tener garantías de su recuperación.
No obstante esta postura, y en tanto el palacio siga en manos de sus actuales dueños, éstos están obligados a mantenerlo en buenas condiciones.
Los dueños, a la hora de proponer el acuerdo, habían apelado precisamente a sus dificultades para mantener el edificio, porque actualmente recuperarlo conllevará un alto coste. Al deterioro natural de un edificio de tanta antigüedad (data del siglo XVI), hay que añadir robos, actos vandálicos y un incendio ocurrido en octubre del año pasado.
