Ali Ismail Mooharnad es un cardiólogo sirio que habita en Baniyas, una localidad en el noroeste del país. Se licenció como médico en la isla de Cuba, habla castellano a la perfección y trabajó como cardiólogo en Asturias, en el antiguo Hospital Central de Oviedo y también en el San Carlos, en Madrid. El Ayuntamiento y su "familia" de Candás, Abraham Orviz y su hija Esther, están moviendo cielo y tierra para conseguir homologar su titulación en España.

No es tarea fácil, afirman. Y todo depende del Ministerio de Educación, primero, y después del de Sanidad, que es el que tiene que confirmar su especialidad, la cardiología, en la que lleva trabajando los últimos veinticinco años. Tanto su "familia" candasina como el Ayuntamiento hablan de las trabas administrativas para que Alí pueda vivir en España como médico.

"La solución de mi país es difícil, ahora estamos en una guerra externa y es probable que surja después otra interna", describe el cardiólogo, que desea vivir en España para escapar de esa guerra que lleva más de seis años y "deja muertos todos los días". Dos de sus hijos menores y su mujer, Sonia Hassan, conviven con él en Bayinas, una ciudad de unos 50.000 habitantes. "Si no hubiera guerra estaría sin problemas en mi país, pero la situación es diferente".

Tras visitar a su "familia" candasina durante una semana, Ali Ismail Mooharnad partirá esta mañana desde Bilbao hacia Praga, donde vive y estudia medicina su hijo Ismail. Tras unos días en la capital de la República Checa, el cardiólogo sirio volverá a su tierra. Mientras, en Candás, tanto el Ayuntamiento como Abraham Orviz y su hija Esther seguirán al pie del cañón para intentar conseguir el sueño de Ali, trabajar en el país donde "salvó la vida" de su "hermano", Abraham Orviz, hace ahora catorce años, cuando trabajó en Asturias.

"Soy un candasín más", bromea Ali Ismail momentos después de ser recibido por la alcaldesa, Amelia Fernández, y casi todos los concejales del gobierno en una recepción oficial. "La burocracia es muy lenta y en este caso estamos hablando de humanidad", concluye Fernández.