Más que leer el pregón, la actriz Verónica Gutiérrez realizó una interpretación de su texto con la que consiguió meterse al público en el bolsillo, atento a cada palabra y cada gesto de la pregonera. Emocionada, feliz y muy contenta se mostró la protagonista en un pregón de las fiestas del Cristo de Candás en el que recordó los buenos momentos que vivió en los festejos, como el día del Cristín, tras el fin de la verbena, cuando todos los candasinos cantan al unísono y la fiesta sigue hasta que ya no pueden más. La música siempre presente y la tradicional Alborada.

"Somos de espíritu alegre, nos encanta la fiesta y la música. Nos apuntamos a un bombardeo. Los que vivimos aquí sentimos que formamos parte de algo. Somos como una gran familia, con desavenencias como en todas las familias, pero en el fondo, querémonos", afirmó Gutiérrez. El pregón comenzó dando gracias y como mucha ilusión por el encargo. Y también con emoción, pues fue en el mismo teatro Prendes donde Gutiérrez, aún una niña, supo que lo suyo eran las tablas. "Y más de veinte años después volví aquí con mi propio espectáculo, 'Cratacroquen'. Nunca olvidaré la acogida que recibí". Como volver a Candás tras un tiempo fuera y escuchar en la panadería ese acento cantarín que tienen los candasinos. Un rasgo de su idiosincrasia.

Gutiérrez abrió las fiestas y eso que dijo que ella es más de cerrarlas: "En las fiestas yo lo daba todo. Tanto me entregué que tuve dos esguinces", detalló. La pregonera también habló sobre el Cristín, el último día festivo, cuando "los paisanos se visten de paisana, les paisanes de paisano. Sacamos gorros de todo tipo y si haz falta hasta pistoles de agua. Cuando termina la orquesta la música sigue, porque cantamos nosotros, y en ese momento formamos una gran pandilla, que ye lo más guapo de ese día".

De la Alborada también se acordó. La fiesta en la que "se juntan jóvenes y mayores, los que aún no se acostaron y los que se acaban de levantar. Y toca ponerse un poco seria porque ese es un acto solemne y en Candás no nos falta un momento para honrar la memoria de los marineros que tantas veces lidiaron con la cara menos amable de la mar".

Uno de los momentos más teatrales del pregón fue cuando representó un diálogo entre los candasinos, el juez, el fiscal, el inquisidor y los delfines conducidos a juicio, que fueron condenados por romper las redes de los pescadores. "Los de fuera pensaréis que estoy de broma, pero esto pasó de verdad".

Al final, acabó metiendo al público dentro del pregón, animando con "ehhhh" o "¡puxa!" algunas de sus palabras, para terminar con mucha fuerza al grito de: "¡Puxa Asturies! ¡Puxa Candás! ¡Puxa les fiestes del Cristo! Y puxa nosotros porque los candasinos somos la madre que nos parió. Hala, a pasalo bien. Y que se note que los candasinos llevamos la música y la alegría en el cuerpo. ¡Puxa les fiestes del Cristo!", reiteró, entre aplausos y vítores, la actriz candasina.