Un hornillo para amas de casa. Así es la descripción de uno de los juguetes antiguos que muestra la exposición que inauguró ayer la residencia de ancianos de Grado. Tan antigua es la cocinita como su mensaje, y eso ya lo tienen claro los alumnos del colegio público Bernardo Gurdiel, quienes apostillaron que vale también para los amos de casa.

Y es que el mundo ha evolucionado mucho y, con él, también los juguetes que ayer portaron los niños para mostrar a los mayores. "Presta mucho verlos disfrutar y que les llame la atención", comentó Belarmina González, una de las residentes.

Uno de los juguetes que más gustó a los pequeños fue la casita de muñecas. "Es muy bonita", dijo Ana Beunza. Y también la muñeca "Mariquita Pérez" y su hermano "Juanín", dos joyas que muchos se querían llevar a casa. "Ahora casi todos los juegos son con electricidad pero antes no, era de lata y cuerda", comentó Valeria Brun. También se quedaron fascinados con los juguetes de madera con movilidad.

Uno de esos saltarines es de Estrella Valles, "un muñequín que me hizo un vecino de Moutas cuando estuvo en la cárcel después de la guerra", explicó a los niños. Y es que muchos de los mayores no pudieron disfrutar de los juguetes que muestra la colección. "Era cosa de ricos", dijo Edelmira Pérez.

Tras visitar la muestra, que está abierta al público hasta el 18 de febrero, los niños enseñaron sus juguetes favoritos y no faltaron las bolas de agua de moda, "que valen para el estrés o para dejarlas en las plantas cuando te vas de vacaciones", explicó Deborah Barrul. También la arena mágica que se deshace en las manos y que mostraron a Agustín Fernández-Rey, "queda uno impresionado", afirmó.

El vínculo entre alumnos y residentes ya es muy fuerte tras años de proyectos en común pero, sin lugar a dudas, los juguetes les han unido mucho más.