Eloína García y Manuel Ángel Menéndez son naturales de Piedeloro y ayer fueron los protagonistas de la tradicional comida anual de los vecinos de la parroquia. Eloína dedicó buena parte de su vida a un negocio de avicultura en Piedeloro, Granja Silvestre. Ahora tiene 84 años, pero desde joven se puso detrás del mostrador. Lo suyo era la venta de huevos. Menéndez se casó en Piedeloro con la oriunda Marina Pérez y a partir de ahí se hizo uno más de la parroquia. En su vida laboral, fue enfermero. Durante la comida, los vecinos también condecoraron con una placa al más joven de la reunión, a Adrián Pérez, de 32 años.

La jornada comenzó a la una de la tarde con una misa por los fallecidos de la parroquia. Momentos después, los vecinos se trasladaron en sus coches particulares a un conocido restaurante de Santolaya de Nembro, en Gozón, donde este colectivo suele celebrar sus comidas anuales. La cita estuvo promovida por la asociación de ganaderos de Piedeloro, entidad presidida por Gabino González. "Este año nos juntamos cincuenta vecinos", explicó el organizador de esta celebración que ha cumplido su primera década. "Llevamos diez años con esta comida, nos gusta ver unidos a los vecinos de la parroquia", añadió Gabino. La comida se retrasó hasta las 14.45 horas; sin embargo, un alto número de comensales llegó al restaurante pasadas las 14.00. Entre ellos estaba Eloína García, que, como homenajeada, dio un pequeño repaso a su vida laboral en la empresa de avicultura que mantuvo con su marido Silvestre durante décadas.

"Llegamos a tener 12.000 gallinas", afirmó García, que durante un buen puñado de años también repartió en furgoneta por no pocos concejos. "Repartía donde fuera. En Avilés, Salinas, Piedras Blancas, Gozón, Carreño... por todos los sitios donde me pidieran", destaca la avicultora ya jubilada.

Manuel Ángel Menéndez fue de los últimos en llegar a la comida. Es más, Gabino González le echaba en falta y no paraba de mirar su reloj. "Dijeron que iban a pasar por Luanco, pero se retrasa", afirmó. A los pocos minutos, hizo acto de presencia en el restaurante y recibió a sus vecinos con una sonrisa. Este ATS de profesión trabajó durante años en el Hospital San Agustín de Avilés y también en la planta de fertilizantes de Trasona, Fertiberia. "Pasé también un tiempo, unos 25 años, como auxiliar de farmacia, donde hacía también labores de psicólogo", destacó el homenajeado, que relató alguna que otra anécdota de su vida laboral.

Y entre recuerdos de buena vecindad pasó la comida, que contó además con la presencia de la alcaldesa de Carreño, Amelia Fernández y el teniente de alcalde, Gabriel Rodríguez, habituales en la reunión anual de la parroquia de Piedeloro.