Se han cumplido tres décadas desde que la Mancomunidad del Cabo Peñas dio el primer paso para su constitución. No podía haber mejor sitio que La Frontera, en Antromero, el límite entre los dos concejos. Allí, el viernes 19 de agosto de 1988, representantes de ambos municipios se reunieron en lo que se denominó I Jornada de Encuentro, un pleno con los miembros de las dos corporaciones municipales para decidir la constitución del ente supramunicipal, una mancomunidad de servicios que atendiese las necesidades comunes de Carreño y Gozón.

Hoy en día, la vigencia de la Mancomunidad está sostenida por la piscina de Antromero. El resto son problemas y un intento, en el último año, de recuperar la institución, tras muchas desavenencias entre ambos concejos y una crisis económica pasando factura.

IU, CDS, PSOE y AP coincidieron entonces en la importancia del nuevo proyecto para ambos concejos. No sólo en el ámbito político, sino para los ciudadanos. Así, aquel primer encuentro estuvo acompañado de exposiciones de artesanía y productos agrícolas de los vecinos de Carreño y Gozón. Cinco años después de aquel primer encuentro, el 2 de diciembre de 1993, se constituía oficialmente la Mancomunidad del Cabo Peñas.

"La voluntad de cooperar y la solidaridad entre dos concejos han sido las piezas clave que nos han traído hasta aquí", afirma Amelia Fernández, alcaldesa de Carreño. "Tenemos que agradecer el esfuerzo realizado por las corporaciones de Carreño y de Gozón cuando decidieron ponerla en marcha y, sobre todo, a aquellas que, con su compromiso y esfuerzo económico correspondiente, han hecho posible que ahora celebre su trigésimo aniversario", añade la alcaldesa carreñense.

Amelia Fernández enumera las ventajas que ha traído la Mancomunidad: "El trabajo realizado durante todo este tiempo nos ha permitido, entre otras muchas cosas, consolidar este territorio como destino turístico, ofrecer experiencia laboral a vecinos y vecinas, fortalecer la actividad de pequeñas y medianas empresas, ordenar la planificación urbanística, proyectar nuevos equipamientos en la zona rural e impulsar nuestra cultura. Además de contar con servicio de archivera y consumo e impulsar actividades para la infancia y la adolescencia. Han sido muchas las iniciativas que nos permiten decir, después de treinta años, que la mancomunidad ha sido y es mucho más que la piscina de Antromero".

El actual presidente del ente mancomunado y alcalde de Gozón pone la piscina como ejemplo de lo que debe ser una mancomunidad: "Tiene su justificación y recorrido siempre que los servicios vayan a ser más eficientes en común o que no se puedan prestar por separado. Si no, sería una fusión de ayuntamientos".

Y la Mancomunidad del Cabo Peñas tiene "un patrimonio importante con la piscina y los terrenos colindantes, con los que se debe ampliar la instalación o hacer algo más".

Para Jorge Suárez, la Mancomunidad "tiene futuro", pero hay que gestionar "con más rigor que los ayuntamientos". "Acabamos de aprobar un presupuesto, que estaba prorrogado desde 2010, las cuentas estaban sin rendir y los grupos no acudían a los plenos ni a las reuniones", dice.

Con las tensiones del último año "resueltas", el presidente cree que "tenemos que reformar, reestructurar y mirar al futuro con objetividad, claridad y responsabilidad. Mancomunidad, sí, pero no de cualquier manera".