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Medio siglo a pie por Asturias

El Grupo Montañero Moscón celebra 50 años de trayectoria: han pasado de las hojas de ruta al móvil, de la ropa vieja a la equipación nórdica

Marcos Luengo, Mónica Lavilla, Rosario Sánchez, Alfredo Martínez, Emilio Gutiérrez y José López Cuervo, posando para LA NUEVA ESPAÑA en Grado. SARA ARIAS

Cincuenta años a pie por Asturias. El Grupo Montañero Moscón (Grado) cumple su quincuagésimo aniversario y lo celebra a partir del lunes con un matasellos y las celebración de unas jornadas de divulgación hasta el viernes 30 de noviembre, en la Casa de Cultura (20 horas).

El grupo, una de las entidades deportivas decanas del concejo, tiene un largo historial de anécdotas e historias compartidas que comenzaron en 1968 cuando un grupo de jóvenes interesados en la montaña impulsaron salidas los fines de semana con Juventud Unida Moscona. "Fue cuando le pedimos al Ayuntamiento que nos dejara un local para guardar el material, pero no nos lo dieron y entonces Balbina Barredo nos cedió uno de su familia", recuerda Mónica Lavilla.

En 1971 el grupo se federó y algunos de sus miembros, como su primer presidente, Manuel Luengo, comenzaron a hacer cursos de escalada, por ejemplo, y también salieron de Asturias para recorrer Pirineos y Andorra, a dónde cruzaban y compraban ropa como canguros y anoraks. "Salíamos con la ropa vieja, pantalones bávaro, de pana o de paño, y algunos con las botas de la mili. Yo iba a la trapería a Gijón a comprar ropa que venía de los países nórdicos", comenta José López Cuervo.

Recuerdan inviernos más fríos y duros que los de ahora. Haciendo rutas con la nieve por la cintura, agotados al final del camino, donde acababan en cuadras o cabañas. "Dormíamos encima de la paja, llevábamos a Manuel, que era un bebé, en la mochila; otra vez estaba en el serón, colgado con cuerdas de las literas y cuando lloraba, se le acunaba", recuerda su madre, Rosario Sánchez. Y es que los niños siempre han estado dentro del grupo, con críos de diez y once años como socios.

Algo tiene la montaña. Álvaro García, su actual presidente, reconoce que es "adictivo": "Si ves un bus de la que llega, venimos rotos, mataos... Pero los que ese día vinieron por primera vez, son los que se apuntan primero a la siguiente". Dos veces al mes se adentran en la naturaleza y algunos miembros salen todos los sábados. La orden, a las 8 de la mañana en el bar Cuba.

Han pasado cincuenta años y la montaña sigue igual, como dice Marcos Luengo, pero han cambiado muchas cosas como el transporte. En Somiedo fueron pioneros en el montañismo en la década de los sesenta. "Era lo que teníamos más cerca", dice Gutiérrrez. Por eso, quizá, muchas de las anécdotas que mantienen son en el Parque Natural.

También ha cambiado la forma de ir al monte. El teléfono móvil es un claro ejemplo. "Empecé en 1984 y tenía un libro con 50 rutas, ahora lo veo y pienso, ¿cómo salía con esto?. Luego grupos grandes, como el de Ensidesa, nos pasaban sus hojas", señala García. Sin olvidar la modernización de la equipación y los materiales técnicos. "¿Quién tenía un saco de dormir? Íbamos con mantas", detalla Sánchez.

Unas mejoras que no han cambiado la esencia del montañismo, una pasión que en el Grupo Montañero Moscón han sabido pasar de padres a hijos, y que, según su primer presidente, "fue para mejor, ahora participa más gente y se va más preparado".

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