"Un oficio silenciado a lo largo de la historia", "uno de los trabajos más duros relacionados con la mar" y "una artesanía en peligro de extinción". Candás rindió ayer homenaje a todas las mujeres con oficios marineros en general y a las rederas en particular. Lo hizo con charlas y por medio de la inauguración de la estatua a las rederas y de un reconocimiento público a estas artesanas.

Según cifras de 2016 reveladas ayer por la técnica en Igualdad María José Carretero, en Asturias hay 17 rederas, si bien, tal y como reconocen algunas de estas artesanas, pueden incluso ser menos. La crudeza del trabajo y su escasa remuneración hacen de éste un oficio en peligro de extinción.

"Somos las grandes desconocidas del mundo pesquero", explicaban ayer al unísono las rederas María Luz Fernández, María Teresa Costales "Tete" y Aurelia Rodríguez, y el redero José Francisco Argüelles, todos con décadas de experiencia en una profesión que, afirman, "es muy dura".

"Hay ocasiones en las que tenemos que trabajar a pie de puerto. Y cuando hace sol, en verano, nos morimos de calor y en invierno trabajamos también con lluvia o con frío", explica la lastrina Costales, sobre unas labores que, además, afirman que no están bien remuneradas: "El pesquero es un sector en crisis y eso hace que los pescadores tengan difícil pagar bien", añaden.

De entre las rederas homenajeadas ayer, destacaba un nombre por encima de todos. El de Dominica Fernández, "Ica", la última redera de Candás. "Es un día muy grande", reconocía a los pies de la estatua a las rederas, donde se encuentran las calles Valdés Pumarino y La Estrecha. Justo delante de la que fue su casa. "Recuerdo el oficio con mucho cariño", aseguraba.

Allí, Fernández, elegida como "mujer del año" de Carreño de 2019, recordó cómo aprendió el oficio de sus padres. Cómo tenía que coser cuando ella prefería salir a jugar con sus amigas y lo canutas que tocaba pasarlas más de una vez. "Daba igual el tiempo que hiciera. Tenías que bajar a los barcos con botas. Podías caer al agua", rememoraba de unos tiempos duros pero felices: "Éramos muchas rederas en Candás".

Precisamente, de esa dureza en los trabajos de la mar habló también Dulce María Platero, quien presentó un trabajo sobre la prevención de riesgos laborales en el sector, un tema que también abordó desde el punto de vista femenino. Según los datos aportados por Platero, el 90 por ciento de las mujeres que trabaja en el sector pesquero lo hace en tierra. Señaló las malas posturas, la carga de pesos y la exposición a los agentes meteorológicos como principales riesgos de las rederas, para las que pidió una formación reglada y mayor representación en los órganos de decisión del sector, del que debe ser una profesión principal y no secundaria, como hasta ahora.

Otro de los sectores relacionados con el mar en el que más peso tiene la mujer es el conservero, que el siglo pasado gozó de gran importancia en el concejo.

Alejandra López y Ana Isabel Labad, de conservas Remo y Anchoas Hazas, respectivamente, destacaron la importancia del papel femenino en una industria en la que las féminas son mayoritarias.

"La mujer tiene más destreza para manipular el pescado", destacó López, en cuya plantilla el 90% son mujeres. Por su parte, Labad también destacó la discriminación que tuvieron las mujeres en el mercado laboral en el pasado: "Tenemos una trabajadora con toda una vida en el mundo de la conserva que no cotizó y ahora se quedará sin pensión", detalló.