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El Domingo de Ramos se teje en Granda desde hace casi 70 años

Los García Roza están de faena para elaborar las palmas que venden por toda Asturias pese a haber menos niños y menor tradición religiosa

El Domingo de Ramos se teje en Granda desde hace casi 70 años A. F. V.

Dentro de once días las iglesias estarán llenas de niños con ropa nueva y enormes palmas para regalar a sus padrinos y madrinas. Muchos de esos ramos en Asturias son tejidos en una nave del polígono de Las Peñas (Granda, Siero) por la familia García Roza, que lleva dedicándose a esto desde 68 años. "Sacrificio, trabajo y muchos años de experiencia" son la fórmula de haber mantenido este éxito profesional.

Puede decirse que Jaime García revolucionó el Domingo de Ramos en Asturias. Fue hace 68 años cuando este emprendedor nato olió el negocio: vio cómo la moda del ramo hecho con hoja de palma, tan popular en el Levante español, se iba extendiendo por la Península y ganando terreno a la tradicional rama de laurel, y se lanzó a importarlo.

Lo primero que hizo fue encargar hoja de palma. Y aunque ni él ni su mujer sabían muy bien por dónde empezar, a base de trabajo y más trabajo encontraron la fórmula para tejer con forma de ramo el por entonces exótico material.

Poco a poco el negocio fue creciendo. Y también la familia, que, además, se involucraba en la confección. "Recuerdo que empezamos de bien niños", relata Visi García, una de las hijas de Jaime que sigue al frente del negocio, sobre las muchas tardes que pasaron e un rincón del ultramarinos familiar tejiendo y tejiendo hojas de palma.

"Vendíamos muchísimas. Pero muchísimas. Traíamos camiones enteros de hoja de palma para hacer los ramos", recuerda Jaime García de unos tiempos en los que en su negocio de la ovetense calle San Bernabé, del que mantienen el nombre Casa Víctor, se agolpaba gente de todo Asturias para comprar las por entonces modernas palmas.

Y no sólo en el Principado. También llegaron a cruzar El Negrón para vender en León y el río Deva para colocar sus productos en Cantabria. "Aunque en ninguna de las dos regiones hay tanta tradición de bendecir la palma para los padrinos el Domingo de Ramos como aquí", afirman tras la experiencia de su expansión.

En los últimos tiempos, y aunque aún se mantienen en buena forma, el negocio ha ido a menguando. "Hay menos niños y menos tradición religiosa. Además, ahora comienzan a traerse ya importadas", resume la hija, sobre una dinámica que no obstante, no les libra de llevar semanas tejiendo. "Se las vendemos a una cadena de grandes almacenes para sus tiendas en Asturias y eso exige mucho trabajo", apunta. "Jamás hubiese imaginado que ahora, tantos años después, íbamos a seguir haciendo ramos. Me parece increíble", afirma el patriarca cuando recuerda su desembarco en el negocio. "Eso sí, nunca ha tejido ni una", le apunta entre risas la heredera. "Yo compraba y vendía, que era la importante", zanja también con humor él.

Según su experiencia, la clave en la elaboración de las palmas está en tener una buena materia prima, que ellos traen de Elche (Alicante), y la destreza que da la experiencia. "Llevo muchísimos años. Una palma grande me lleva menos de una hora", afirma mientras teje uno de los ramos con tal velocidad que apenas se aprecia el movimiento de trenzado.

Otro de los grandes retos de este artesanal oficio es la conservación de la palma una vez tejida. "Es lo más difícil, pero no podemos revelar nuestro secreto. Es parte fundamental de nuestro negocio", dice Visi García, sobre un fórmula que guarda con el mismo celo que Coca-Cola.

Además, en los últimos tiempos también han ido añadido algunas novedades. La última, las palmas de color. "Vamos haciendo alguna, pero aquí, lo que sigue triunfando, es la tradicional", asegura la familia que revolucionó el "Domingo de Ramos".

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