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Villayo, un tesoro en cerámica negra

La Casa de Cultura de Posada de Llanera acoge una muestra con piezas originales que "daban solución a una necesidad"

El ceramista Miguel Vázquez, con algunas de las piezas de la exposición de cerámica negra de Villayo, en la Casa de Cultura de Posada de Llanera. S. ARIAS

"Es un tesoro". Así define el ceramista Miguel Vázquez la muestra que ha impulsado en la Casa de Cultura de Posada de Llanera sobre la cermánica negra de Villayo que se produjo en esta localidad del concejo desde mediados del siglo XVIII hasta principios del XX. Una colección que ha ido rescatando en los últimos años y que da muestra del patrimonio cultural asturiano. "Lo más importante es que culturalmente tenemos una tradición prácticamente desaparecida que es de los pueblos originales que habitaban esta tierra, un vestigio de lo que se empezó a hacer en el Neolítico en Asturias", señala.

La muestra contiene ferideras para la elaboración de mantequilla; ollas de mazas para cocinar o conservar embutidos con manteca de cerdo; jarras para sidra y miel; queseras y tarreñas, y pucheros. Una selección de los objetos que hacían los ceramistas de Villayo, cuyas formas vienen dadas por el uso. "Es lo que decide que la pieza sea de una u otra forma, las piezas se adaptaban al público y daban solución a una necesidad", detalla Vázquez. Unas son más sencillas y otras tienen peinados, unas rayas hechas con un peine.

La cerámica negra se comenzó a elaborar en Villayo en torno a 1760 con la llegada de alfareros procedentes de Faro (Oviedo), como consecuencia de la expansión de la población en la región debido a una crisis demográfica que acrecentó el número de asturianos en el siglo XVIII, lo contrario a lo que pasa en la actualidad. De esta forma, artesanos ubicados en Faro y en Miranda (Avilés) se dispersaron con sus familias por todo el territorio en busca de un lugar donde ofrecer un producto con demanda. Desde Faro llegaron al oriente asturiano, a lugares como Pandesiertos (Cangas de Onís), y desde Miranda, a sitios como Llamas de Mouro (Cangas del Narcea). Todas comparten la peculiaridad del color negro de la cerámica.

No obstante, estos utensilios ya se creaban desde la época neolítica, tal como apunta Vázquez. De hecho, hay vestigios de estas piezas cermánicas en lugares tan relevantes como el Castro de Coaña.

Estos objetos se emplearon en el día a día de los asturianos hasta comienzos del siglo XX, cuando llega la porcelana. "Se montaron fábricas como la de San Claudio y empezaron a sustituir a los artesanos", señala. Vázquez se afana por hallar más piezas históricas como las que presenta en la Casa de Cultura de Posada porque es difícil encontrarlas, "tienden a desaparecer, son vestigios culturales que se van perdiendo, de ahí la importancia de poder exponer esta colección antes de que desaparezca".

La muestra concluirá el próximo viernes, por lo que quedan ya pocos días para poder disfrutar de la cerámica negra de Villayo en el bajo de la Casa de Cultura de Posada, en horario de 11 a 20 horas. Unas piezas que conectan el siglo XX con el Neolítico y que dan cuenta de la cultura de los pueblos celtas y celtíberos que habitaron España. Y Villayo ya forma parte de esa historia.

"Tiene mucho valor porque se mantuvo una tradición que podía haber cambiado, pasaron distintas culturas, como los romanos, pero siguieron haciéndolas con mucha calidad, arraigándolo hasta el siglo XX", comenta Vázquez.

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