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Una polesa, atrapada en la Seguridad Social: "No puedo jubilarme ni trabajar"

La ganadera Dolores Vigil no consigue cita para tramitar el retiro ni para la prórroga que requiere seguir activa: "No hay manera, todo colapsado"

Dolores Vigil, ante las dependencias de la Seguridad Social en Oviedo. A. I.

Dolores Vigil se encuentra en un punto muerto. No logra jubilarse, pero tampoco puede trabajar. El atasco en la Seguridad Social por la crisis sanitaria del covid impide a esta ganadera de La Cabaña (Pola de Siero) acabar de firmar los papeles para el retiro -como le correspondería a sus casi 66 años- y también poder prorrogar su vida laboral: "No consigo jubilarme y tampoco puedo cotizar".

La situación la tiene completamente desesperada, ya que no tiene forma de ingresar dinero y se ve constantemente "mareada" para lograr confirmar la jubilación. El problema fue la coincidencia de la fecha del retiro con la pandemia mundial por el coronavirus, que ha colapsado los servicios públicos.

"Me correspondía a partir del 31 de agosto, pero no hay manera", cuenta Vigil a LA NUEVA ESPAÑA. Explica que no le cogen el teléfono, "las líneas están saturadas y se supone que tengo que venir a la oficina, pero si no tengo cita previa no me atienden", lamenta.

Es la pescadilla que se muerde la cola. No puede pedir cita porque no le atienden telefónicamente y no puede acudir físicamente sin cita. Con todo, le quedaría una tercera opción, "que me dicen es la preferente", pero que tampoco consigue ejecutar.

La administración busca que cada vez se hagan más trámites a través de internet, con el objetivo de evitar aglomeraciones y esperas. Pero no todo el mundo se siente capacitada para completar los procesos de esta manera: "Yo no me arreglo de ninguna forma. Se lo pedí a mi yerno, que tiene estudios, es joven y trabaja en una oficina, pero tampoco es capaz. Así que el problema debe de ser que no funciona bien", espeta la mujer.

Vigil lleva más de 35 años pagando religiosamente la cuota de autónomos. Ahora ve cómo no le entran ingresos al estar fuera del periodo de vida laboral y tampoco recibe pensión. "Tampoco puedo trabajar. Si quisiera hacerlo tendría que pedir una prórroga para seguir pagando a autónomos y estaría en la misma situación, necesitaría que me atendieran al teléfono y me dieran cita".

Esta encrucijada le pilla por sorpresa después de toda una vida trabajando. Nacida en la localidad de La Cabaña, estuvo desde pequeña ligada al campo. Su oficio siempre fue cuidar a las vacas, "aunque también tenemos más animales para nosotros".

Ha sido una vida "sacrificada", lo normal en el campo. Claro, durante muchos años tampoco estuvo registrada como autónoma, "empecé sobre los treinta". Considera que ya le ha llegado su momento, "no me toca seguir trabajando", concluye.

De ahí su "indignación y desesperación" con los problemas que está sufriendo. Entiende que deberían facilitar las cosas y no aprecia que la preferencia porque se hagan los trámites a través de la web sea adecuada: "La gente que nos jubilamos somos mayores, muchos no controlamos bien para completar los trámites y tenemos que recurrir a familiares. No tiene que ser un familiar quien haga el trabajo que deben hacer los funcionarios".

La ganadera polesa tendrá que seguir insistiendo hasta que lo consiga, para así poder disfrutar de la merecida jubilación en su granja de Pola de Siero, ya sin tantas vacas como antes.

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