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Pedro de Silva canta a la dura vida del marinero, "con una paz que solo da la soledad"

El escritor y abogado protagoniza la Alborada de las fiestas patronales, que todo Candás dedicó con cariño a las víctimas de la pandemia

Candás vivió ayer su día grande de las "no fiestas" del Santísimo Cristo, en las que se celebró una sentida Alborada en la que se recordó a las víctimas del covid-19. Las celebraciones madrugaron. Eran las seis y media de la mañana cuando la gente ya recalaba en El Paseín a una Alborada diferente a la de otros años, ya que se celebró en la antigua fábrica de Ortiz, con aforo limitado y control de temperaturas. El maestro de ceremonias, José Marcelino García Fernández-Luanco, describió la mar como "la gran señora de nuestra historia, la emperatriz de nuestro pueblo". Una mar que se llevó por delante la vida de muchos candasinos como así lo está haciendo también el coronavirus a nivel mundial, vino a decir.

Pedro de Silva Cienfuegos-Jovellanos fue el poeta del Alba 2020. En su poema habló de la dura vida de un marinero y equiparó su sufrimiento con los enfermos de coronavirus. Marcelino García Fernández-Luanco describió al escritor, abogado y expresidente del Principado como "uno de los mejores columnistas de España. Nos hace ver el ir y venir de nuestro tiempo con estilo y la precisión de su pensamiento".

De Silva, colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, destacó antes de empezar: "Este de hoy es un acto más delgado, más exento, más escueto. Este ceremonial, tan distinto al de otros años, tiene una belleza especial. En ese esquema, en la sutileza de este depósito, en esa reducción al mínimo hay también una pequeña obra de arte". Seguidamente, leyó su poema al Alba, que inició: "Él, ni sé su nombre ni ahora importa, pudo ser muchos. Él estaba oyendo la mar...".

El poeta del Alba describió la exigente vida de un marinero cualquiera, en la que a pesar de la dureza de la mar sentía en ella también "una paz, esa que solo da la soledad, o sea, la compañía de las fuerzas primordiales y la que tunde el alma en medio del total movimiento". Un poema que concluye con una comparativa entre la lucha por la supervivencia diaria de un marinero en una tempestad y la de cualquier persona que se está enfrentando al coronavirus. Josefa Sanz, cronista oficial de Avilés, quien también fue poetisa del Alba en Candás, se encargó por su parte de la oración, que también dedicó a los fallecidos por coronavirus y a los que están atravesando esta enfermedad.

Entre el público y las autoridades presentes se encontraba la candasina Melania Álvarez, consejera de Derechos Sociales y Bienestar, quien hace un año tuvo el honor de ser pregonera de las fiestas del Cristo en un contexto festivo totalmente diferente al actual. Ella, junto a la alcaldesa, Amelia Fernández, y otras autoridades, participó en la ofrenda floral marinera, en la que arrojaron claveles y coronas a la mar. Posteriormente, ya en tierra, la regidora anunció que el poeta del Alba 2021 será Aurelio González Ovies, quien estuvo presente en la Alborada de este año. Como colofón, se despacharon cafés de popa bajo estrictas medidas de seguridad para deleite de los presentes.

Al mediodía, la iglesia de San Félix acogió la misa de peregrinos en honor del Santísimo Cristo de Candás con una afluencia de público "notable", según apuntó el párroco de Candás, José Manuel García, quien estuvo acompañado, entre otros sacerdotes, por Joaquín Vila, párroco de Lugones, que participó activamente en la ceremonia. García también aludió a la crisis sanitaria, que este año hizo que el Cristo candasín no pudiera salir del Camarín para procesionar por la villa marinera.

Y dio un halo de esperanza a los feligreses, aludiendo a que el santo conoce de tempestades, como la que actualmente se está viviendo y concluyó convencido: "Nos va a ayudar".

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