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Desesperación entre los jóvenes sierenses por la falta de autobuses para ir a la Universidad

"Hay la misma gente pero menos plazas", lamentan los afectados por el recorte en el número de líneas matinales a Oviedo

Usuarios esperando el autobús en Pola de Siero. A. I.

Coger el autobús para ir a la Universidad por las mañanas se está convirtiendo en un trago amargo para los jóvenes sierenses, especialmente para los de la Pola, pero también para los de los alrededores. Explican que las frecuencias con Oviedo se han reducido. "Antes había uno a las ocho y otro media hora después", recuerdan los usuarios, que se ven "enlatados, como antes de la pandemia" e incluso se quedan sin subir: "En Noreña hay gente que se queda abajo porque ya viene lleno de la Pola".

Una de las afectadas por esta situación es la polesa Gloria García Ramos, que cada mañana acude a la universidad a Oviedo. Según cuenta, "sólo hay el bus de las 8 de la mañana para ir a Oviedo porque antes había otro como a las 8.30 e íbamos todos más repartidos. Ahora hay que esperar hasta las 9".

El problema es obvio, "hay la misma gente, pero menos plazas", resume. García revela que la disminución de las frecuencias ha provocado que muchos de sus conocidos que cogían el bus "se hayan arreglado con vehículos particulares".

Similar es el caso de Gemma López, otra joven de la capital de Siero que ya recurre al autobús "solo cuando sé que voy a poder llegar temprano y coger sitio". Al iniciarse el curso tuvo "una mala experiencia" y ahora opta por que la lleven o sus padres o una amiga. "Lo suyo sería que incrementaran las líneas", reclama.

Más molesta incluso se muestra Lucía Sánchez, que relata episodios en los que "no se cumplía la distancia de seguridad". A ella, que también acude a Oviedo a cursar sus estudios, le parece "contradictorio que en otros sitios se estén manteniendo las medidas de seguridad y aquí se opte por reducir frecuencias y la gente vaya de pie".

Por su parte, Lucía Amago acude cada día a la Laboral de Gijón para sus clases de Trabajo Social. Reside en Collao y antes de la pandemia "había cinco o seis autobuses por la mañana para ir a la Pola y ahora sólo hay tres". Ninguno le coincide bien para coger en la Pola el tren a Gijón, "ya que buses directamente no hay". La consecuencia es que sus padres tienen que llevarla hasta la capital de Siero en coche. "Mis padres me llevan a la Pola y luego en Gijón voy en bus urbano a la facultad. Y para volver lo mismo. Es un lío porque trabajan ambos".

El conjunto de situaciones que viven estos jóvenes en su día a día derivan en "desesperación". El regreso a las aulas se hace complicado para los sierenses que echan en falta más transporte para poder llegar a la universidad y acaban por verse obligados a hacer uso de vehículos particulares o ingeniárselas con sus familiares para poder llegar a tiempo a las clases de sus carreras.

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