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Luna de miel de camino a Santiago

Loic y Agathe de Cerou, que se casaron el 21 de agosto en París, disfrutan de la cultura asturiana durante su viaje de novios, a pie, por la ruta jacobea

Loic y Agathe de Cerou, junto a la escultura de Úrculo en Villaviciosa. | Vicente Alonso

Villaviciosa vuelve a recibir en los últimos meses a cientos de peregrinos de camino a Santiago en un nuevo Año Santo Compostelano y cada uno cuenta con una historia detrás. Esto ocurre con el matrimonio de franceses Loic y Agathe de Cerou de 22 y 24 años, respectivamente, que decidieron recorrer la ruta jacobea en plena “luna de miel”, tras contraer matrimonio el pasado 21 de agosto en París, de donde son naturales.

“Decidimos hacer el Camino a Santiago como ‘viaje de novios’ porque somos católicos y nos encanta hacer deporte e ir de excursión. Quisimos confiar nuestro matrimonio a Dios a través de esta peregrinación que también nos pareció una excelente oportunidad para encontrarnos después de la fiesta de la boda. Recorrer juntos el Camino de Santiago, y conocer más ampliamente el camino de nuestra vida matrimonial, es la esencia de este viaje”, declaran el joven matrimonio De Cerau.

Una peregrinación llena de aventuras y momentos románticos que están viviendo por primera vez en pareja en un viaje inolvidable de 40 días. “Iniciamos el Camino del Norte en Bayona (Francia) y en Oviedo enlazamos con el Camino Primitivo hasta Santiago de Compostela, donde tenemos previsto llegar el 3 de octubre. En total serán aproximadamente 38 o 40 días alojándonos en hoteles y casas rurales por las comodidades de un viaje tan especial”, declaran.

Sobre su Camino por Asturias dicen que la experiencia está siendo muy satisfactoria para ambos y todo les está saliendo mejor de lo planeado. “En Asturias impresiona el paisaje tan verde, y ver la montaña y el mar juntos. Ir caminando y poder ver a la derecha el mar y a la izquierda las montañas es algo idílico”, comentan.

También dicen estar sorprendidos y muy contentos por el recibimiento y carácter amable de los asturianos. “Las personas aquí son muy abiertas y acogedoras. Tuvimos una experiencia muy genuina en un pueblo de Asturias donde compartimos cena con el director del hotel, quien nos invito a cenar con él tras saber el motivo de nuestro viaje de novios”, relatan.

En parecidos términos califican las vivencias de su paso y estancia en Villaviciosa, donde como fin de una de las etapas tenían especial interés en conocer la cultura, paisajes, gastronomía y sidra. “Cuando llegamos a Villaviciosa nos fascinó ver muchos árboles de manzanas, si viniéramos directamente a Villaviciosa como un turista más no habríamos visto las ‘pomaradas’. Hemos probado en la sidrería Bedriñana, la fabada y el cachopo que estaban espectaculares. Y hemos catado la sidra. Es muy diferente a la que conocemos, porque en Francia también tenemos sidra en Normandía y en Bretraña, pero es con gas y más dulce, la de aquí se nota que es muy natural. Vamos a decir que preferimos la sidra francesa. Pero nos sorprendió mucho su cultura y el ritual de echarla en el vaso, así está muy buena. Ha sido toda una sorpresa para nosotros”, apuntan.

Con miradas llenas de complicidad se hicieron numerosas fotos de recuerdo del centro y casco antiguo de Villaviciosa, “una ciudad pequeña pero muy bonita”, dicen. Y partieron camino a Santiago entusiasmados de sus experiencias y apuntan: “Asturias es un país fascinante para compartir en pareja, porque caminando nos ha dado la impresión de que lo hemos conocido mucho mejor”. Y aseguran que igual que ellos están viviendo la visita “con mucho amor”, prometen volver, porque también se van “enamorados de Asturias”.

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