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Noreña ensalza el cerdo

Ante la entrega de los premios "Porcófilo de honor"

En la villa de Noreña se continúa ensalzando al que fue -y ya no lo es- animal totémico del pueblo: el cerdo. No nos conformamos con tener el mayor número de fabricantes de chacinas en el municipio más diminuto del Principado, que escasamente cuenta con 6 kilómetros cuadrados de extensión. Dedicamos un monumento en bronce y a tamaño natural al animal clamando al cielo que "se cura después de muerto"; nombramos todos los años "Chacinero" o "Chacinera mayor" del concejo y ahora, desde hace nueve ediciones, nombramos "Porcófilos de honor" a diferentes personas que acreditan su fidelidad a tan emblemático animal, al mejor amigo del hombre que todo lo da a cambio de nada.

Pues en esta novena ocasión que tendrá lugar el próximo viernes día 5, el jurado calificador ha considerado oportuno el conceder tan magna distinción al prestigioso periodista José María García y al afamado traumatólogo noreñés Alejandro Braña Vigil, que recibirán en el restaurante La Ferrada de Noreña de manos de su propietario Mariano González Cuesta, patrocinador de los premios, la estatuilla diseñada al efecto por el artista ovetense José Luis Fernández, autor de los "Goya", así como el blusón matancero llegado ex profeso desde la soriana Burgo de Osma, cuna de la fiesta matancera por excelencia.

La alcaldesa de Noreña, Amparo Antuña, clausurará el acto, pues quiere agradecer la labor que los promotores vienen desarrollando en Noreña por la fuente de ideas que de continuo proporcionan a la promoción de la Villa Condal y más sobre la chacinería donde la mujer noreñense siempre ocupó un lugar importante como quedó patente con la inauguración hace unos meses del monumento a la Chacinera de Luelmo.

Tras la clausura del acto se dará paso al menú matancero con sabadiegos caramelizados, torreznos del alma sorianos de Moreno Saez, cebollas rellenas con exquisita moscancia; cazuelina de callos con manos de cerdo; un cristalizado arroz con leche de la santa casa y un queso del maestro Enrique Inés Granda, de Llames de Pría, elaborado con leches de vaca, cabra y oveja, todo un descubrimiento; queso cabrales de la Cueva El Teyedu afinado por Pepe Bada y de vino, el tinto Quixote del Pago de Casa del Blanco de Manzanares en Ciudad Real y agua del manantial de Borines, y cerraremos con los licores y whisky del Molín del Nora.

Este homenaje al gochín se lo merece todo cuando surge la duda del maestro Esteban Greciet: Cuando uno llega a esta villa / siempre trae en el pensamiento / esa pura maravilla / que, entre chorizo y morcilla / se merece un monumento. / Y pues, efectivamente / todos estarán de acuerdo / en que al ser tan diferente / el sabadiego es patente / que lo debemos al cerdo /. Pero hay dudas de lenguaje / que uno al punto considera: ¿Cómo expresar el mensaje de este tan justo homenaje? / ¿Qué viva el cerdo? o que muera?

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