Moreda (Aller) / Langreo, E. P. / A. V. / J. V.

Los encierros siguen adelante, aunque con diferentes protagonistas. Una decena de mineros dieron ayer el relevo a los siete trabajadores que abandonaban los pozos Candín (Langreo) y Santiago (Aller) tras 50 días de protesta. Los mineros se han encerrado esta vez en el pozo Nicolasa de Mieres y en el Candín, de Langreo. En el primero se encuentran tres trabajadores de la explotación mierense y otros tantos del Monsacro, en Morcín. Ambos pertenecen al mismo grupo de explotaciones de la hullera estatal Hunosa, Sueros. En el pozo Candín se encuentran otros cuatro trabajadores, el mismo número de mineros que ayer abandonó la explotación en el encierro anterior.

El secretario general del SOMA-FITAG-UGT, José Ángel Fernández Villa, hizo el anuncio de los nuevos encierros en el pozo Santiago minutos antes de que saliesen los mineros de esta última explotación. Sin embargo, las redes sociales ya se habían encargado antes de difundir las nuevas protesta, aunque la cifra y las situación de los pozos bailaba con respecto a la versión oficial.

Los nuevos encerrados son Mario Rato Alba, de La Felguera; Alfonso Santiago Macía Luis, de Gijón; y Moisés Blanco Martínez, de Mieres, y Chus García Álvarez de Gijón. Estos cuatro en el caso del pozo Candín. En el Nicolasa se han encerrado los mineros Pablo Lillo, Pablo Fernández y otros cuatro compañeros pertenecientes tanto a los pozos Nicolasa como Monsacro. Estas incorporaciones suponen una nueva vuelta de tuerca del SOMA-FITAG-UGT, con el que se deja ver que las movilizaciones no terminaban ayer, sino que continuarán en el tiempo.

Estos nuevos encierros no han bien en el seno de la Federación de Industria de CC OO. Su secretario de Industrias Extractivas, Juan Carlos Álvarez Liébana, aseguró ayer que su sindicato «no está para nada de acuerdo con los nuevos encierros». El responsable de CC OO aseguró que «nosotros somos partidarios de reorientar las protestas de forma que no sigan repercutiendo de una manera tan brutal en los trabajadores, y por tanto, la decisión de llevar a cabo nuevos encierros no es compartida».

Álvarez Liébana, tras mantener un encuentro interno del sindicato en Oviedo, aseguró a este diario que «en términos de desgaste, los trabajadores están llevando todo el peso y entendemos que para que puedan aguantar el envite, es necesaria una reorientación de las movilizaciones para que los que sufran más el desgaste sea el Gobierno y no los trabajadores».

El responsable de CC OO reiteró que «no compartimos la postura de iniciar nuevos encierros por varios motivos». «Primero porque no es una decisión consensuada, y segundo, porque a estas alturas de movilización, mantener un encierro a largo plazo es muy costoso para la integridad física y mental de los trabajadores».

Los nuevos mineros encerrados continuarán la estela dejada por sus compañeros, quienes se han pasado cincuenta días sin ver la luz del sol y conectados únicamente con el mundo exterior por el telefonillo interno del pozo. No lograron terminar todos. Fueron cinco los que se encerraron inicialmente en el pozo Candín, concretamente en la séptima planta de la explotación. Se trataba de José Abelardo Alonso Castro, Carlos Santos Artidiello, Darío Martínez Fernández, David García Fariza y Roberto García Irazuste. En Santiago, por su parte, se recluyeron los mineros Jaime y Héctor Berrouet, Jorge Díaz, Cecilio Antuña y José Antonio Lobo, quienes se hicieron fuertes en la sala de baterías de la novena planta. Las primeras bajas se dieron diez días después. Roberto García Irazusta, encerrado en el pozo Candín, abandonó tras sufrir un cuadro de nerviosismo preocupante. Algo similar ocurrió en el pozo Santiago, donde tuvo que dejar su encierro Jaime Berrouet, al ser diagnosticado por un cuadro de ansiedad. Todavía quedaba uno más por salir antes de tiempo. El minero José Antonio Lobo dejó el pozo Santiago el pasado 8 de junio al diagnosticarle una gastroenteritis. A pesar de negarse a abandonar el encierro, Lobo tuvo que salir del pozo.

Los otros siete trabajadores restantes consiguieron aguantar hasta cumplir estos cincuenta días que ayer finalizaron y salieron entre ovaciones de los cientos de personas que acudieron a apoyarles en tras el encierro.