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La comarca del Caudal se enchufa a la línea

La remodelación de la subestación de Santa Cruz, en la que Viesgo invertirá 13,5 millones, pone fin a una década de proyectos fallidos para mejorar la red eléctrica

La subestación eléctrica de Santa Cruz, en Mieres. FERNANDO GEIJO

Viesgo abordará este año un profunda adecuación de la subestación eléctrica de Santa Cruz, un ambicioso proyecto que costará 13,5 millones de euros y que pondrá fin, en principio, a casi una década de planes fallidos que inició la antigua E.On para garantizar el suministro a nivel comarcal. La compañía ya ha presentado al Ayuntamiento y a los vecinos de la localidad las líneas maestras de la actuación, cuya gestación ha venido precedida de intensas protestas por los presuntos efectos contaminantes, sobre todo acústicos, aunque no sólo, que genera la instalación. Así, una plataforma de vecinos amenazó recientemente con acudir a los juzgados para recabar datos sobre los efectos nocivos de un equipamiento que el Ayuntamiento ya solicitó trasladar en 2014 para acabar con el "calvario", según afirmó el propio Alcalde, que padecen los vecinos.

La desaparecida E.On, antes de dar paso a la nueva estructura de Viesgo, asumió a mediados de la pasada década que la cobertura energética de Mieres, Aller y Lena, canalizada a través de la vetusta subestación de Santa Cruz, presentaba deficiencias que ponían en peligro el abastecimiento, es especial, si se registraba un repunte industrial en el concejo. Así, han sido varios los proyectos que ha manejado la compañía para rearmar su circuito comarcal. La planificación más concreta se presentó en 2008. Por entonces la compañía tenía en cartera tres nuevas subestaciones eléctricas en la comarca del Caudal. El objetivo era precisamente ir reduciendo de forma gradual la dependencia energética de la instalación de Santa Cruz, que, según los datos facilitados por la propia empresa, alimenta el 90 por ciento de la demanda de la zona. Finalmente, E.On puso en marcha una subestación en Telledo (Lena). Tenía programado otra para Villallana, también en territorio lenense, y estudiaba un tercer equipamiento para Reicastro, en Mieres, aunque éste último pendiente de la concreción de proyectos empresariales para el polígono industrial del enclave. Estas dos últimos instalaciones se quedaron a oscuras.

Tampoco salió adelante el proyecto para trasladar la subestación de Santa Cruz a unos terrenos más elevados, alejados de la población y próximos a Figaredo. La actuación cobró fuerza en 2013 y llegó incluso a tener valoración económica. La inversión prevista era de 2.281.000 euros para un nuevo parque de 30 KV. La puesta en servicio estaba prevista para 2014 y su objetivo era atender el crecimiento de la demanda de los municipios de Mieres y Aller y mejorar la fiabilidad y calidad del suministro. Vinculado a este proyecto estaba la construcción de nuevas líneas eléctricas de 30kv desde la nueva subestación de Figaredo hasta enlazar con las líneas que actualmente parten de la subestación de Santa Cruz. Se trataba de un trazado aéreo de 2,6 kilómetros y subterráneo de 0,3 kilómetros que tenía un presupuesto de 1.450.000 euros. E.On llegó a comprar tres fincas, pero surgieron tramas ambientales y el proyecto también se apagó.

Tampoco salió adelante la subestación de la Mayacina. O mejor dicho, este proyecto fue un visto y no visto, un destello. Y es que Viesgo invirtió alrededor de 3,5 millones de euros en la construcción del polémico equipamiento, para a continuación invertir otros 912.489 en su derribo. La compañía gastó en balde casi 4,5 millones de euros, ya que una sentencia judicial obligó a demoler el equipamiento al quedar probado que el proyecto se desarrolló apoyado en una negligente tramitación de la licencia. Viesgo reclamó al Ayuntamiento una indemnización de 2,8 millones de euros por daños y perjuicios, pero el Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 2 de Oviedo ha desestimado el recurso presentado por la compañía energética.

Al final Viesgo ha vuelto a poner el foco en su vieja instalación de Santa Cruz, una subestación eléctrica ya casi centenaria. Fue construida en 1920 y adquirida por la empresa Energía Eléctrica de Asturias, firma que también adquirió por entonces el salto de agua de Felechosa. El proyecto de reforma contempla modernizar por completo este estratégico equipamiento eléctrico y comenzará en breve con la tramitación administrativa. El objetivo es "hacer más eficiente la instalación, reduciendo su impacto visual y acústico". Las obras, que costarán en torno a 13,5 millones, conllevará transformar la actual subestación de 132 KV en un equipamiento con tecnología "GIS" de última generación -sistema que busca mejorar resultados agilizando los procesos de toma de decisiones- . Los nuevos equipos se instalarán en un edificio cerrado de reducidas dimensiones que estará integrado en el entorno de manera que "no produzca impacto visual". El proyecto incluye también una mejora de los exteriores, con zonas verdes, un espacio visitable y paneles explicativos.

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