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El centro de nanotecnología investiga la mejora de la comunicación entre satélites

El CINN de El Entrego colabora con la empresa francesa Thales en el desarrollo de materiales que optimicen el envío de señales en el espacio

Un técnico, ante el panel de control del horno de sinterización del CINN, en el que se fabrican materiales especiales.

El Centro de Investigación en Nanomateriales y Nanotecnología (CINN) de El Entrego colabora en la actualidad con el grupo empresarial francés Thales en la elaboración de unos innovadores materiales orientados a mejorar los mecanismos de las comunicaciones de los satélites. Así lo explicó Ramón Torrecillas, director del CINN, un centro mixto de investigación creado en 2007 por iniciativa del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Principado y la Universidad de Oviedo que combina la investigación interdisciplinar de alta calidad con actividades de demostración científico-tecnológicas y también tiene entre sus objetivos la creación de nuevas empresas de base tecnológica.

"Nuestros investigadores están trabajando con Thales en el desarrollo de unas piezas que se llaman resonadores dieléctricos y que sirven para establecer canales de comunicación entre satélites y la Tierra", indicó Torrecillas, que añadió: "Actualmente se fabrican fuera de España y algunos son muy especiales, con unas propiedades electromagnéticas rarísimas. Sólo hay una empresa en Japón que suministra. Nosotros, en el CINN, hemos desarrollado un material con las propiedades que nos piden para la aplicación en satélites". El responsable del CINN expuso que "estamos estudiando ahora mismo como hacerlo a escala para tener una producción que pueda ser interesante. Lo estamos haciendo con Thales, que es la empresa número uno en estos temas".

Torrecillas indicó que estas piezas son "pastillas que van dentro de una cavidad y, cuando reciben una señal o una onda, entran en resonancia y transmiten esa señal. Lo que hacen es separar por canales la información para poder llevar muchas cosas de forma simultánea". Y añadió: "La información llega mezclada y lo que hacen es separarla. Es como si pusiera 1.000 transistores a la vez; tú no oyes nada pero un resonador dielétrico sólo escucha uno de ellos. En el satélite esta dividido todo el espectro en pequeños resonadores y cada uno tiene una frecuencia. Consigue separar la información y detrás hay alguien que la procesa correctamente. Nosotros hacemos unos que son muy especiales para determinadas frecuencias y somos únicos en ello".

En el terreno de la industria aeroespacial, del CINN ha salido una empresa, USM Space, dedicada a desarrollar nanomateriales cerámicos para instrumentos ópticos espaciales que resisten temperaturas extremas de frío y calor. El proyecto obtuvo recientemente el premio "Radar Spin-off', impulsado por el Centro Europeo de Empresas e Innovación del Principado (CEEI). Son materiales que no dilatan, elaborados en el horno de sinterización que el CINN tiene en el polígono de La Florida. La aplicación aeroespacial es, junto con la fabricación de chips, la más destacada. Actualmente hay un proyecto con el INTA (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial) para la fabricación de microsatélites.

Nuevos grupos

Además, cuatro firmas del sector biomédico y tecnológico se instalarán en el centro para poner en marcha otros tantos grupos de investigación formados por científicos del CINN y de las propias empresas. Estos grupos desarrollarán productos vinculados con campos diversos: materiales antibacterianos, sistemas electrónicos para techos solares de vehículos, sensores ópticos para realizar controles de calidad de alimentos sobre el terreno y hormigones especiales para la construcción de "viviendas efímeras", utilizadas en zona afectadas por desastres naturales.

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