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Los retos de futuro de los valles del Nalón y el Caudal

Zonas residenciales atractivas y menos polígonos, la receta para captar población

Aladino Fernández, geógrafo y exalcalde de Langreo, apuesta por una reactivación territorial con vivienda de calidad: "Es lo que atrae vecinos"

El polígono de Modesta, en Langreo, todavía vacío, ubicado junto al casco urbano de Sama. FERNANDO GEIJO

Menos polígonos industriales y más espacios residenciales que resulten atractivos. Esa es, a grandes rasgos, una de las recetas que pone sobre la mesa el geógrafo y exalcalde de Langreo, Aladino Fernández, para diseñar las Cuencas "posminería" que se avecinan. "Perviven algunas industrias en la trama urbana que espantan a la población y se han hecho polígonos de forma alocada en zonas a las que se podía haber dado otros usos, como Modesta, en Sama".

El geógrafo de la Universidad de Oviedo incide en que seguir haciendo polígonos, mientras siguen vacíos y la población disminuye, "no es el camino". "Se puede dar la paradoja de que haya empresas aquí, pero que venga a trabajar a ellas gente de fuera de la comarca. Necesitamos retener y atraer vecinos porque, al final, lo que configura una ciudad es su población", expone Fernández. Bajo su punto de vista, la reactivación de las Cuencas que se recoge en el nuevo plan minero debe incluir, entre otras medidas, el incentivo a la vivienda, mejoras ambientales, una ampliación de la red de equipamientos, la recuperación de los espacios urbanos ligados a los ríos y potenciar la movilidad, si bien reconoce que se trata de algo costoso. "Son actuaciones que no resultan baratas y, contrariamente a lo que dice mi nombre" -bromea Aladino Fernández- "no tengo una lámpara maravillosa para decir donde se saca el dinero. Pero se trata de unos problemas a los que hay que hincarles el diente".

A la hora de poner ejemplos prácticos en su argumentación, el geógrafo y exalcalde langreano, una de las voces que más tiempo lleva clamando por el buen uso de los recursos en las Cuencas, recurre al ejemplo de Langreo con frecuencia, aunque se trata de una hoja de ruta extrapolable a la realidad de las comarcas mineras en su conjunto. "La gente cada vez exige una mayor calidad y hay que ofertar una función residencial fuerte, si lo que se quiere competir con otras zonas del centro de la región como Gijón, Oviedo, Siero o Llanera".

Mentalidad

El primer paso para el profesor de Geografía de la Universidad de Oviedo es cambiar la mentalidad de la comarca. "Se tiende a pensar en el concepto de ciudad dormitorio como algo que es necesariamente negativo. Y en el fondo sería una suerte serlo porque eso significa que estás captando población", expone.

Integrar la función residencial e industrial en un mismo espacio no es compatible bien entrado el siglo XXI, según remarca Fernández: "En Langreo, por ejemplo, se ha trazado un urbanismo que ha seguido un modelo marcadamente franquista. Hay industrias que se encuentran en plena ciudad, es el caso de Química del Nalón (entre Ciaño y Sama) o la térmica de Iberdrola en Lada". Se trata de un tipo de actividades que "espantan a la población".

La escasa planificación industrial, con unos concejos compitiendo contra otros por el desarrollo de este suelo, tampoco ha favorecido al territorio. En Langreo, "como ha ocurrido en otras partes de las Cuencas, en los últimos años se han hecho polígonos de forma alocada". El principal ejemplo en los últimos años es el de "Modesta, al lado del núcleo urbano de Sama". Un espacio que sigue vacío, pese a que han pasado ya cinco años desde que terminó su urbanización. "Habría sido un lugar idóneo para explorar otros usos como el residencial o el de equipamientos", recalcó Fernández.

Los ríos, eje vertebrador

En esa competencia con otros concejos del área metropolitana es vital "regenerar el patrimonio industrial abandonado, el caso de Valnalón es un buen modelo", y acometer actuaciones sobre el medio ambiente, "que lleva siglo y medio descuidado". Explica Aladino Fernández que "uno de los frentes es recuperar los espacios urbanos ligados a los ríos, como eje vertebrador, y no sólo me refiero a los cauces principales. En La Felguera yo sería partidario de eliminar la bóveda del río Candín y sacarlo otra vez a la superficie".

Muchas de las viviendas vacías en las Cuencas se ubican en barriadas y en las zonas de media ladera, en algunos casos con malos accesos. Se trata de un tipo de edificaciones que "no resultan atractivas para captar nueva población", a juicio de Fernández. Muchas de ellas se construyeron en pleno "boom", con la llegada de numerosos trabajadores e otras comunidades autónomas, entre los años 40 y 60, cuando las Cuencas alcanzaron sus cotas máximas de población (Mieres llegó a superar los 70.000 habitantes, y ahora no llega a 40.000, y Langreo llegó a 66.000, y ahora está en 40.500) .

El geógrafo aboga por crear nuevos espacios residenciales que tengan mayor tirón. "Creo que uno de los éxitos de Langreo, junto a Valnalón, fue el desarrollo de Langreo Centro, con la puesta en marcha de viviendas protegidas que generaron una gran demanda y que, además, urbanísticamente, contribuyeron a cohesionar el eje entre Sama y La Felguera. Fu un éxito rotundo. Ahora existen espacios como los terrenos de Duro Felguera y Nitrastur que habría que entrar a desarrollar. Es costoso, pero hay que hincarles el diente. El esfuerzo económico debe ir dirigido a ofrecer un urbanismo atractivo y calidad de vida a la gente con buenos servicios y equipamientos".

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