La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Ecologistas y escaladores chocan por el buitre

Las sociedades ornitológicas reclaman que se regule la práctica deportiva en la zona del peñón de Figares, Morcín, donde anida el ave

Ecologistas y escaladores chocan por el buitre GEIJO

Toda contienda debe tener un campo de batalla. El peñón de Figares se ha convertido en la trinchera elegida por los ecologistas para combatir la desprotección que, a su juicio, sufren en la región las aves amenazadas. El peligro lo perciben en el rápido avance de los escaladores. "El problema es que en la región no hay una normativa que regule esta actividad deportiva fuera de los parques naturales y de los espacios protegidos", explica José Antonio García, de la Sociedad Española de Ornitología (Seo/BirdLife): "Nosotros no tenemos nada contra los escaladores, y pensamos que todo es compatible, pero toda actividad debe estar controlada por la administración. No pueden llegar y ponerse a abrir vías en la primera pared de roca que encuentran", remarca.

El conflicto surgido en las paredes del peñón de Figares, en Morcín, es en realidad una batalla enmarcada dentro de una guerra de mucho mayor alcance. Ahora bien, sirve perfectamente para ilustrar las posturas enfrentadas de ecologistas y escaladores. Los primeros denuncian que los deportistas están impidiendo la proliferación de la colonia de buitres leonados. Los segundos replican que conviven con la especie con total normalidad y que los conservacionistas exageran en sus quejas.

Los ornitólogos ven preocupante la proliferación de las actividades ligadas a la escalada y la apertura de vías en áreas de cría del buitre leonado. Son varias las paredes de roca que se están utilizando para esta práctica deportiva en el límite de los concejos de Mieres y Morcín, con Figares como centro neurálgico. "La cercanía de las vías de escalada a los nidos y la asidua presencia de escaladores en esta época del año está poniendo en riesgo la cría de algunas de las parejas, e incluso se ha llegado a producir la pérdida de alguno de los pollos en los nidos más expuestos." Los montañeros sostienen que la queja no se sostiene y alegan al "sentido común" para defender su postura. "Podemos garantizar que en ningún momento estamos molestando a estas aves. De ser así, seríamos los primeros en parar. Los nidos están muy por encima de las vías y bastante alejados".

Parece claro que escaladores y ecologistas se han atrincherado en sus posiciones y ningún bando quiere dar el brazo a torcer. "Si los buitres no anidan más cerca de las vías de escalada es porque los han espantado", afirma Clemente Álvarez, responsable de la Coordinadora Ortinolóxica de Asturias. Aún así, los conservacionistas no quieren entrar en una confrontación directa con los montañeros: "Entendemos que hacen los que les gusta y que practican su deporte sin ninguna intención de hacer daño a las aves, pero lo cierto es que su presencia en épocas de cría pude ser muy dañina, como sucede en Figares, y el Principado debe tomar medidas. La administración no puede seguir de perfil", subrayan.

La Coordinadora Ortinolóxica de Asturias reclama al Principado una regulación similar a la que ya se ha llevado a cabo en otras comunidades autónomas, como Aragón o Andalucía. Explican su postura separando los parques naturales y espacios protegidos del resto de montes. En los primeros, si un escalador quiere abrir una vía tiene que solicitar una autorización a los gestores de estas zonas. "El problema es que en los espacios sin protección cualquiera puede llegar y ponerse a escalar sin evaluar previamente si hay especie animales o vegetales de valor", remarca José Antonio García.

Tres especies

En cuanto a las aves son tres las variedades que anidan en las paredes de roca asturiana y que están incluidas en el catálogo de especies amenazadas. Se trata del águila real, el alimoche y el halcón. El buitre, también está protegido, pero en un grado menor: "En el entorno de Figares, además de buitres, está constatado que hay alimoches y muy posiblemente halcones", indican los ecologistas. "La normativa medioambiental debe anteponerse por ley a las practicas lúdicas y deportivas, y eso es que lo que pedimos".

De momento, la batalla se libra en el peñón de Figares, pero para los ecologistas este vertical muro de piedra no es más que una primera conquista. En Morcín, según la Coordinadora Ortinolóxica de Asturias, habitan 25 de las 41 parejas de buitre leonado que hay en las Cuencas. Este colectivo confía en que la defensa de esta población pueda ampliarse al ámbito regional.

Compartir el artículo

stats