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El oso mata a una vaca y deja agonizando a otra en los montes de Tiós, en Lena

La Guardería certifica el ataque del plantígrado, pero la ganadera afectada se queja de la pasividad y la lentitud de la Administración para admitirlos

Una de las vacas, herida de muerte, con un zarpazo en la parte inferior del vientre.

No son comunes, pero los osos también protagonizan ataques al ganado para poder tener una ración de carne. Y si no que se lo digan a Isabel Migoya, una ganadera de Lena que el sábado se encontró una vaca muerta y otra agonizante, con heridas que a su juicio fueron provocadas por las garras de un plantígrado. Más allá del ataque, la mujer denuncia el trato recibido por parte de la Consejería de Desarrollo Rural. "Estuvimos llamando todo el sábado y nadie nos atendió, y no fue hasta esta mañana -por ayer-, cuando se dignaron a cogernos el teléfono", indica la mujer, que también demanda que no se le hayan pagado los daños de ataques anteriores. Desde la Asociación de Ganaderos Afectados por el Llobu (Agall), denuncian que la Guardería "siempre trata de desviar estos ataques de osos hacia otros animales como los lobos, y eso no es justo". En este caso, sin embargo, el guarda sí ha certificado que al menos uno de los ataques, que dejó a un animal moribundo, sí es de oso.

La ganadera lenense explica que fue el sábado por la mañana cuando descubrió a las reses que le habían atacado. "Subimos al puerto a ver como estaban las vacas, y al llegar nos encontramos con una que estaba muerta y la otra malherida por el zarpazo", señala Isabel Migoya. La mujer tiene a sus reses en el monte Brañavalera, por encima de la localidad lenense de Tiós, muy cerca, por otra parte, de la zona que el pelotón de la Vuelta a España atravesará hoy camino de La Cubilla. Cuando encontró a sus animales, poco antes de las tres de la tarde, telefoneó inmediatamente a la Consejería del Desarrollo Rural. "Saltaba el contestador automático, yo no sé la cantidad de veces que habré llamado a lo largo del día", indica Isabel Migoya, que denuncia que "para estos casos, debería de haber alguien disponible para venir a comprobar los daños".

La ganadera critica que "no fue hasta hoy por la mañana -por el día de ayer-, cuando se pusieron en contacto con nosotros, y vinieron a ver el estado en el que estaban los animales", indica. Lo que más indigna a Isabel Migoya es que "la Guardería siempre deniega los daños por osos".

Lo dice con conocimiento de causa. Hace un par de meses, sus reses sufrieron otro ataque de plantígrados. Incluso, explica, la Fundación Oso le corroboró que esas heridas estaban provocadas por las zarpas de un plantígrado. "Sin embargo, la Guardería del Principado dijo que podían ser de un zorro, y por lo tanto no me pagó los daños por ataque de oso". A día de hoy, de hecho, no ha ingresado ni un euro. "¿Quién me va a pagar a mí los beneficios de estas dos vacas?", se lamenta. Ayer, sin embargo, el guarda certificó que el ataque lo realizó un plantígrado.

Este último extremo, el de que el Principado es reacio a declarar los daños provocados por los osos, también lo confirman desde la Asociación de Ganaderos Afectados por el Llobu. Sus portavoces explican que "la clave está en que si el ataque es de un lobo se paga un treinta por ciento menos que si lo realiza un oso". El colectivo advirtió ayer de que "el nuevo consejero va por la misma línea que los anteriores, y nosotros vamos a seguir con nuestras demandas y nuestras protestas para que se paguen los daños de una forma justa". "Si tenemos que pedir su dimisión, lo haremos sin que nos tiemble la mano", criticaron los portavoces de Agall.

Presencia en Riosa

Que el oso se ha instalado definitivamente en la comarca del Caudal es un hecho constatado. No en vano, hace apenas quince días, se encontraban huellas de plantígrados en Riosa. Fue cerca de las minas de cobre de Texeo, y no fue solamente un ejemplar, sino que todo apuntaba a que era una familia. Fue un senderista riosano, Eusebio "Sebi" Alonso, quien encontró varios juegos de huellas impresas en el barro cuando subía el Aramo por la senda que lleva a las antiguas minas de cobre. Justo al lado de Oviedo. Los osos ya están a las puertas de la capital del Principado. Aquellas huellas dejaban pocas dudas sobre su origen: zarpas grandes, con uñas largas. Y de tres tamaños diferentes.

También en Riosa, pero hace algo más de tiempo, un ganadero denunciaba el ataque de un plantígrado a una vaca. Las heridas eran muy profundas y parecían de garras. Sin embargo, la Guardería del Principado no lo creyó así. Donde sí se certificó el ataque del oso fue en la zona de Tuiza de Arriba, donde una mujer tuvo que espantarlo para que no matara a su ganado.

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