Dicen que Pilar y Sagrario Bernaldo de Quirós gobernaron su "feudo" de Ronzón -en el que tenían cientos de colonos- con mano dura. Las llamaban "las señoritas" y vivían en el Palacio Bernaldo de Quirós -un Bien de Interés Cultural conocido como la Casona.
Imposible imaginar lo que dirían ahora "las señoritas" si vieran cómo luce el inmueble tras nueve meses de okupación. Después del desahucio del colectivo El Palaciu, la Fundación Ronzón -propietaria del edificio- se ha encontrado con un escenario atroz: muebles rotos, ropa y colchones sucios por el suelo, basura esparcida y un olor desagradable.
La entidad El Palaciu -aunque en sede judicial se identificó como Escanda- entró en la Casona en mayo. Los integrantes del colectivo aseguraron que querían cumplir con el fin para el que fue cedida la Casona a la Fundación, ante la pasividad de esta última entidad. Su plan, afirmaron, era llenarla de actividades culturales y promover la vida rural.
Y lo hicieron, al menos, por un tiempo. Este diario visitó la Casona en una jornada de puertas abiertas, organizada por El Palaciu para el público en general. Era el mes de junio y la Casona estaba perfectamente cuidada. En un recorrido por el BIC, los integrantes del colectivo mostraron todas las habitaciones limpias y ordenadas. En una de las paredes lucía una pizarra con las actividades y talleres previstos para las siguientes semanas.
Nada que ver con lo que encontraron los agentes tras el desahucio del pasado martes. La Guardia Civil ofreció a los okupas la posibilidad de una salida pacífica hasta en diez ocasiones. Incluso se les propuso una resistencia "para la foto", con el objetivo de que no se enfrentaran a la intervención de los antidisturbios. Nada les valió. Dos personas fueron detenidas, ahora se enfrentan a 5 meses de cárcel. Y es que el cambio no solo está en la Casona. Tras meses de diálogo con los medios, la actitud de los okupas a la puerta del juzgado, el pasado miércoles, fue obstinada, hostil. En algún momento, incluso, agresiva.
