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Crecen las ventas "engañosas" a ancianos en sus domicilios: "Juegan con su soledad"

La Unión de Consumidores advierte de transacciones con intereses muy altos l "Me daba pena del chaval que lo vendía", afirma una afectada

Crecen las ventas "engañosas" a ancianos en sus domicilios: "Juegan con su soledad"

"Estaba sola en casa, era de tarde, y un chaval vino y merendó conmigo. Luego me enseñó lo que vendía y me dijo que ganaba poco. Me dio pena y se lo compré".

Es el testimonio de una anciana mierense que adquirió un colchón, a través de una empresa de venta a domicilio. Estuvo años pagando ese colchón, con una financiación que estallaba de intereses. Cuando estaba a punto de terminar, la empresa volvió a contactar con ella para que adquiriera otro electrodoméstico. Su hijo no lo permitió y alertó a la Unión de Consumidores de Asturias.

Cada vez son más los casos de venta de electrodomésticos y enseres a domicilio a mayores en Mieres. No son fraudulentas, porque se cierran a través de un contrato, pero sí suponen "un engaño" para los compradores. "Se aprovechan de su edad avanzada y, en ocasiones, de facultades mermadas para llegar al acuerdo", afirman desde el Centro de Información de la Unión de Consumidores en el concejo (ubicada en la calle La Vega). Los responsables de la entidad estiman que se han producido más de 35 ventas de este tipo desde el final del confinamiento, aunque solo el 15 por ciento se denuncian. "Son los casos que más nos duelen, porque denotan una falta total de empatía", afirmó Covadonga Fernández, responsable del centro de información de Mieres.

Es uno de los temas que trató la Unión de Consumidores en la última charla ofrecida en el concejo. Estuvo encabezada por el presidente de la entidad, Dacio Alonso, y contó con la presencia de la concejala de Consumo, Itziar Vicente Llaneza. "Es un método que está creciendo en toda Asturias", destacó Alonso. Quizás más en Mieres por el "envejecimiento" de la población.

Y más desde el final del confinamiento, con esa huella de soledad que ha dejado entre los mayores. El "modus operandi" de estas empresas es siempre el mismo. Un chico o una chica joven que llama a la puerta y pide educadamente pasar al salón. "Se sientan, acompañan a las personas que viven solas y pasan la tarde". Cuando ya han alcanzado cierta confianza, les ofrecen los productos: "Son solo veinte euros al mes" o "esto no le costará nada pagarlo", persuaden.

Pero las transacciones salen caras para las víctimas. Colchones de 2.000 euros fraccionados en pagos de veinte euros al mes e hinchados de intereses. Aparatos de masajes para personas con problemas de movilidad o dependientes. Y aún más sangrante: enciclopedias para ancianos que apenas pueden ver, aparatos de música para personas que han perdido el oído.

"Se aprovechan de la vulnerabilidad de estas personas para venderles productos que, en realidad, no necesitan. O, lo que es peor, ni siquiera pueden utilizar", señaló Covadonga Fernández. Recuerda uno de los casos que atendió en la oficina: el de una mujer que había adquirido todo tipo de electrodomésticos, año tras año, y que no quería que su sobrino entrara en casa para que no los viera. La familia intercedió y lo puso en conocimiento del Centro de Información de Mieres: "Me daba pena del chaval que lo vendía", aseguró en la oficina.

Nada de pena, destacan desde la Unión de Consumidores. "Tenemos que desenmascarar estas prácticas, porque son inhumanas. Son las que más dolor nos producen, porque no hablamos de una compañía aérea que no reembolsa un vuelo. Hablamos de jugar con los sentimientos y la soledad de las personas", señaló Fernández.

Hay solución para estas transacciones, pero la actuación debe ser rápida. Aunque los contratos suelen estar muy "atados", se permite el derecho al desestimiento. El mismo que ofrecen otros servicios cuyos contratos no se cierran en tiendas físicas. Pero es un derecho con fecha de caducidad: solo puede cursarse quince días después de la firma del comprador.

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