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Nace el manual para poner nota a la tonada

Luis Estrada y Arsenio Fernández-Nespral crean un método pionero para unificar criterios de evaluación y ampliar el repertorio de los concursos

Arsenio Fernández-Nespral y Luis Estrada.

Imagine que las competiciones de gimnasia artística o las de saltos en natación se valorasen con diferentes criterios técnicos en cada país y que los deportistas limitasen su participación a un abanico cada vez más reducido de movimientos, no siempre los de mayor dificultad. Salvando las distancias, ese es el peligro al que se enfrentan los concursos de canción asturiana, una realidad que ha llevado a Luis Estrada y a Arsenio Fernández-Nespral –componentes del “Cuarteto Torner” e investigadores y divulgadores de la tradición musical de la región– a elaborar un método de evaluación que aspira a convertirse en una “hoja de ruta” para unificar y sistematizar los criterios de valoración de los concursos.

El trabajo incluye, con sus correspondientes audios, un listado de 264 canciones-patrón interpretadas por grandes figuras de la tonada. Sin renunciar a la impronta personal que pueda imprimir cada competidor, la idea es que esas piezas sean premiadas con la máxima puntuación en los concursos, dada su mayor dificultad, frente a otras canciones “vulgarizadas” de menor complejidad. De esta forma se ampliaría también el repertorio de los certámenes, que actualmente suele ser muy limitado, con lo que es habitual que se repitan las composiciones que se escuchan. Los autores remarcan que la guía “no pretende ser un dogma, sino una mera referencia en la confección de las bases de cada certamen”.

“Es un trabajo inédito que hemos hecho por amor a la canción asturiana”, resume Fernández-Nespral a la hora de hablar del “Método general de evaluación para certámenes de canción asturiana”, una iniciativa impulsada gracias a la Asociación de la Canción y el Folclore del Valle del Nalón y que ha tomado forma en un libro digital en formato USB del que se han hecho hasta ahora 300 copias. Los promotores esperan obtener el apoyo del Principado para colaborar en la financiación del proyecto y en la difusión del trabajo.

“Arsenio y yo hemos sido jurado en concursos y te das cuenta de que se repiten mucho las canciones que se cantan. Y algunas que no tienen tanto valor como otras, a nuestro juicio. Creo que este método puede unificar los criterios de valoración y, al mismo tiempo, ampliar el abanico a la hora de elegir el repertorio”, argumenta Luis Estrada. “Cada concurso” –señala Arsenio Fernández-Nespral– “va un poco a su aire, sin unos parámetros comunes. Y eso va en perjuicio de la canción asturiana”.

El método está prologado por Melchor Fernández Díaz, exdirector de LA NUEVA ESPAÑA. La primera parte se centra en trazar los objetivos que se persiguen: unificación de criterios valorativos, definir el listado de canciones-patrón; aumentar el número de piezas de máxima calidad a interpretar en los certámenes; dar a conocer al público en general muchas canciones de la “más auténtica canción asturiana del repertorio tradicional, hoy en el olvido”, y evitar la reiteración de las piezas elegidas en los concursos.

También se hace una propuesta de calificación. Debe ser alta, hasta un diez como máximo, para las composiciones que figuran como canciones-patrón. Divididas en tres grupos (canciones de centro, alleranas y vaqueiras) entre ellas figuran piezas como “La Pipiona”, “Soi de Pravia”, “Arboleda bien plantada”, “Aquellos bueyes” o “La portillera”, cantadas por intérpretes como “El Presi”, Diamantina Rodríguez, “La Busdonga”, Juanín de Mieres o Xuacu de Sama, entre otros.

Se daría un ocho como máximo a las canciones de dificultad media-alta recogidas en el método o similares (“Facer un hórreo”, “Oscureciome nel monte” o “Toca la gaita, gaiteru”; un siete de nota máxima a las piezas de calidad media según la guía (como “Adiós conceyu Quirós” o “Baxaba Barrial de Casu”); y hasta un cinco como mayor valoración a las canciones de dificultad baja (como “Dos villes tiene Langreo” o “Soi mineru llangreanu”).

En las canciones-patrón se da un intérprete o más de referencia, pero cada concursante “tiene que aportar su impronta, como hicieron los grandes. También entre ellos se repiten muchas canciones, pero cada uno le deja su estilo”, analiza Arsenio Fernández-Nespral, que añade: “El problema de hoy en día es que no se están cantando esas canciones-patrón sino canciones vulgarizadas que están desacreditando la canción asturiana. Por eso hoy no gusta. La canción asturiana, bien cantada, gusta a todo el mundo; eso seguro”. A juicio de Fernández-Nespral “si los propios cantantes ven que el jurado va a guiarse por ese método, sabrían a qué atenerse, qué canción puntúa más o menos. En el método incluimos 264 canciones-patrón de las que actualmente no se canta ni la cuarta parte. Si se cantasen todas, el repertorio se ampliaría con una gran cantidad de piezas de gran calidad y poco escuchadas”.

En los parámetros de calificación del método también se alude a la afinación (un cero si la desafinación es continuada y un punto menos por cada parte si es parcial); a la calidad de la voz (factor de desempate en caso de igualdad); a la repetición de estilo o melodía (cero puntos); y a la puesta en escena (valorando la expresividad para evitar el hieratismo sobre el escenario). El trabajo se completa con una propuesta de bases generales y una plantilla de evaluación.

Los promotores del método están pendientes de una reunión con el Principado para pedir su colaboración, tanto a nivel de financiación como de difusión del trabajo, sufragado hasta ahora por la Asociación de la Canción y el Folclore del Valle del Nalón. “Se pretende” –explicó el presidente de la entidad, José Luis Alonso Rozada– “distribuir en bibliotecas, centro asturianos, conservatorios, y centros culturales y universitarios, entre otros. Esperamos contar con el apoyo de la Consejería de Cultura, porque sería un espaldarazo para el trabajo”, concluyó.

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